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Solidaridad animal para desfavorecidos

Una asociación de veterinarios ofrece asistencia gratuita a animales de compañía para personas con escasos recursos

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Tiempo de lectura: 3'Actualizado 13:33

La recién nacida Asociación SOS Asistencia Veterinaria pretende llevar atención clínica y médica a los animales de personas con escasos recursos, aliviando de este modo la presión económica y el sentimiento de culpabilidad cuando los dueños atraviesan situaciones difíciles. Así lo resumen los estatutos de esta agrupación, creada por un pequeño grupo de profesionales asturianos en un sector hasta ahora poco activo respecto a acciones solidarias.

“Desde hace años operan ONG's como Médicos sin Fronteras y otras similares, pero no en atención médica a animales. Este es el único sector poco implicado en ese sentido, por eso es una iniciativa pionera. No se había hecho nada similar; no hemos encontrado referencias ni siquiera fuera de España”, apunta Javier Bedmar, presidente de SOS Asistencia Veterinaria.

Para poner fin a esa inacción, y como el movimiento se demuestra andando, han comenzado a atender animales de gente sin recursos, conscientes de que ellos sufren también los problemas económicos de la familia de la que forman parte.

Han recibido muchas llamadas pero no todos los interesados son perceptores en exclusiva del Salario Social Básico o de una Pensión No Contributiva (PNC), requisitos fundamentales. Además, el perro debe estar inscrito en el Registro de Identificación de Animales del Principado de Asturias, donde constará el nombre del propietario y haberlo hecho al menos antes de 18 meses; y el gato tener la cartilla de vacunación.

En definitiva, hay que inscribirse en la asociación antes de recibir asistencia, lo que facilitará la derivación al profesional adecuado en el momento en que el animal -uno por unidad familiar- precise atención médica.

Asistencia veterinaria con límites y condiciones

“No pretendemos fomentar la irresponsabilidad, por eso establecemos unos límites. Incluimos consultas, pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas no preventivas, hospitalización, tratamientos de uso hospitalario y eutanasia pero no otras como la castración porque eso es algo voluntario”. Lo explica Bedmar, para quien resulta paradójico que las instituciones consideren que los animales son parte importante en varios tipos de terapias asistidas y al mismo tiempo se consideren un artículo de lujo.

“El animal cumple una función social indiscutible y, en el caso de personas mayores o con distintas necesidades, les ayuda a no sentirse solos, a levantarse todos los días, a sentirse responsables, a caminar, y la pérdida del animal les hace aflorar un sentimiento de culpabilidad por no haberle podido dar la atención necesaria. El tratamiento, objetivamente les alivia de un peso importante cuando la situación económica es complicada”, afirma el presidente de SOS Asistencia Veterinaria para incidir en que la atención trasciende lo puramente clínico.

El caso de los sin techo es especial, por eso han atendido las llamadas del Albergue Covadonga, de Gijón, cuando les ha propuesto tratar animales de algunos de sus usuarios. Se trata de gente sin recursos -y en ocasiones sin documentos que lo acrediten- para los que el animal es su único compañero, al que cuidan y atienden incluso dejando a un lado sus propias necesidades. “En esos casos no hay más documentos que acrediten su situación que la propia trabajadora social pero igualmente los hemos atendido”, reconoce Bedmar.

A escasos dos meses de su nacimiento, SOS Asistencia Veterinaria lucha por llegar a las personas con escasos recursos para que inscriban a sus animales de compañía en la asociación pero también por concienciar a profesionales para que se unan a la iniciativa. “Sobre todo las grandes empresas del ramo, marcas de alimentación y farmacéuticas, que son las principales beneficiarias de un mercado en constante crecimiento y que les genera unos ingresos importantes. No se trata de tener Seguridad Social para animales pero sí deberían empezar a mojarse”, apunta Javier Bedmar.

Mientras esta iniciativa sacude el sector veterinario con un llamamiento a la solidaridad, un puñado de profesionales del Centro Veterinario Montevil se han situado a la cabeza como motor del proyecto, esperando que otros colegas se sumen a un proyecto que ha comenzado en Gijón pero que pretenden que se extienda como una mancha de aceite a otros territorios.

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