Que está siendo una Navidad diferente es obvio. Las restricciones de horarios con el toque de queda a partir de las doce y media de la noche en fin de año limita la actividad en el sector hostelero y propicia que nos reunamos de forma íntima con familiares y amigos (siempre con limitaciones). Y como todo va en cadena, los comercios de alimentación (carnicerías, pescaderías, charcuterías, fruterías y puestos de productos asturianos), están vendiendo este año de otra manera. No tienen grandes pedidos para los restaurantes y las ventas son al por menor para el cliente de a pie. Un movimiento que hemos visto, por ejemplo, en el Mercado del Fontán, en Oviedo.

Entre los comerciantes hay para todos los gustos: desde una carnicería nos dicen que las ventas este año están siendo mejores porque se está notando un poco que la gente no va a los restaurantes a cenar. Una vendedora de productos asturianos nos dice que las ventas están siendo diferentes porque hay menos turistas y eso se nota. En un comercio de venta de quesos nos comentan que las ventas no van tan bien como el año pasado, pero vamos resistiendo.

Eso sí, la mayoría nos cuenta que los precios en los productos apenas han experimentado subidas con respecto a hace un año. Había animación en el mercado ovetense realizando las compras para la última cena del año, y si nos fijamos en la concurrencia por sectores, es verdad que las carnicerías registraban más animación, y es que es más difícil que los precios suban en los productos cárnicos, como lo hacen algunos pescados y mariscos.