La situación del Oviedo y el Sporting no invita a ser demasiado optimista de cara al derbi. Ambos equipos llegan con problemas, tanto de juego como de puntos. Los azules vienen de caer derrotados en Riazor por un abultado 4-0 y el Sporting suma una victoria de los últimos diez partidos.

En los banquillos la situación no es mucho mejor. Anquela y Baraja. Baraja y Anquela. Ambos en la cuerda floja y la más mínima brisa en este partido de alta tensión podría derribar a uno de ellos. Este partido son más que tres puntos para los entrenadores. La posibilidad de respirar aliviados... o de todo lo contrario. 

Respecto a las aficiones, la sensación que se respira es la de que no será un partido tan grande como el de la pasada temporada, cuando ambos equipos se reencontraron tras más de una década. La prueba más palpable es que los aficionados del Sporting no han agotado las 1.200 entradas enviadas por los carbayones y que, salvo milagro, no se colgará el cartel de 'No hay billetes' en el Tartiere.

Pero yo me pregunto, ¿acaso un derbi no es el partido más grande que existe para las dos aficiones? Cuando el balón ruede en el Carlos Tartiere, ninguna de las dos aficiones se acordará de la mala dinámica de sus dos equipos. Baraja y Anquela serán los dos mejores entrenadores sobre la faz de la tierra y los ojos estarán puestos en lo que suceda en la capital del Principado (máxime si no hay Liga de Primera). Cuando el canario Trujillo Suárez decrete el inicio de 90 apasionantes minutos -que os contaremos en la radio, como siempre-, poco o nada va a importar lo anterior. La pasión se palpará en el Carlos Tartiere, desde la grada hasta el último jugador que participe en el encuentro. 

Han pasado muchos años hasta que hemos podido recuperar un partido así y lo único que queda hacer es disfrutarlo. Y tratar de ganar al máximo rival. Los piques entre familia, amigos y compañeros de trabajo estarán asegurados, al menos, hasta la segunda vuelta. 

Y si por un casual ninguno de los dos equipos es capaz de celebrar un ascenso, lo que suceda en este partido, unido al duelo de vuelta, servirá para que la temporada de uno de los dos grandes de Asturias sea un poco mejor. Por eso un derbi nunca será un partido descafeinado.