A veces, la realidad supera a la ficción. Eso debieron de pensar los vecinos del pueblo vallisoletano de Hornillos de Eresma, cuando estaban esperando en la iglesia de San Miguel Arcángel de la localidad para la celebración de una misa funeral que se tuvo que suspender porque no estaba el féretro: una funeraria de Oviedo se había confundido de ataúd y había enviado desde la capital de Asturias el cadáver de otro hombre.

Ha sucedido este fin de semana. Un hombre, vecino de este pequeño pueblo situado a 10 kilómetros de Olmedo, cayó enfermo hace dos años y se trasladó a Asturias para que le cuidase su hermano y falleció el pasado viernes. Según ha contado el periódico El Norte de Castilla, tras realizar todos los trámites con la funeraria, los restos mortales del hombre debían ser trasladados a Valladolid, donde quedaría instalada la capilla ardiente y posteriormente, se celebraría una misa funeral en su memoria y sería inhumado en el cementerio de la Hornillos de Eresma.

Todo estaba transcurriendo con normalidad hasta que un familiar levantó la tapa del ataúd y descubrió la confusión. El hombre al que estaban velando en el tanatorio de Olmedo no era su pariente, de 59 años, si no un hombre de avanzada edad. Sólo faltaba media hora para la celebración del oficio e incluso, amigos y vecinos del pueblo, el párroco, el coro y el organista estaban ya en la iglesia.

Aviso a la otra familia

Ante tal situación, el funeral quedó pospuesto y los familiares del difunto llamaron a la funeraria de Oviedo que había cometido el error. Los operarios, al percatarse de la equivocación, localizaron el cuerpo, que estaba siendo velado en la capital asturiana, y avisaron a la familia real del hombre fallecido que había sido trasladado hasta Valladolid.

Tras la confusión, los cadáveres fueron intercambiados y el funeral del vecino de Hornillos de Eresma pudo celebrarse este sábado.