Si hay sitios donde se puede ver con crudeza las consecuencias de esta crisis sanitaria, esos son los comedores sociales. En la Cocina Económica de Oviedo no han parado de atender a las personas que no tienen que comer desde el inicio de la pandamia, aunque se ha ido agudizando con el paso de los meses. Desde el pasado verano, la Cocina Económica de Oviedo reparte una media de 300 menús al día, cifra que se mantiene, e incluso en los últimos meses ha registrado picos al alza. Una de esas personas que hace años acude a este comedor social es Alfredo, que desde hace unos años también echa una mano a los voluntarios. Alfredo ha tenido una vida dura, se terminó separando de su mujer, yéndose del hogar familiar, con hijos, y ahora, malvive como puede durmiendo en la habitación de un hostal, desde hace poco tiempo. Está muy agradecido del trato que le dispensan en la Cocina Económica, donde para él, son como su familias.

Sor Fernanda García dirige desde diciembre la Cocina Económica de Oviedo, nos cuenta como ha sido este comienzo de año; las colas para recoger las bolsas de comida se mantienen e incluso aumentan por días. Sor Fernanda dice que ha perfiles nuevos, personas que se han quedado sin trabajo o que invirtieron sus ahorros en un negocio de hostelería y la crisis arrastró a toda la familia. Está agradecida a la colaboración de los ciudadanos anónimos y de las empresas que solidariamente hacen donaciones a la Cocina Económica. Sin abandonar la sonrisa, se aferra a la esperanza para que la situación mejore para todos.

Es una realidad paralela que muchas veces observamos desde lejos, pero de la que nadie está libre y sobre la que todos deberíamos de reflexionar.