El Sporting se ha acostumbrado a ganar. Lo hace con diferentes registros, pero siempre suma argumentos para celebrar triunfos. El tercero consecutivo llegó en Albacete, en una tarde de juego gris, con pocos alardes, pero con la efectividad de un equipo instalado en la zona de privilegio.

Los rojiblancos contrarrestaron con sus sistema defensivo el mejor inicio local. El Albacete propuso más en la irrupción del partido. Mariño hizo su habitual trabajo ante Zozulia con una gran estirada y el Sporting se fue encontrando mejor, poco a poco, en el Belmonte. Esta vez el gol no fue serbio. Babin culminó con éxito, en un remate valiente, una jugada de pizarra muy celebrada en el banquillo.

El conjunto de Menéndez se fue afectado al descanso y comenzó la segunda parte firmando su sentencia. Djuka le ganó la carrera y la posición a Boyomo, que vio la tarjeta roja. Sin embargo, el Sporting no fue capaz de dominar con claridad el juego. Sí tuvo las ocasiones necesarias para sentenciar, pero Tomeu Nadal pudo con el delantero serbio en un par de opciones claras.

Pese a la superioridad numérica, el conjunto de Gallego se adentró en una fase del encuentro con algo de incertidumbre. El Alba sólo lo intentó con un disparo lejano de Ortuño. No fue un final con sufrimiento para los rojiblancos, que, eso sí, debieron evitar el suspense en el marcador.

El Sporting no para de ganar y los últimos diez puntos de forma consecutiva, bajo una defensa rigurosa y un portero imbatible, permiten recibir al Espanyol (próximo domingo, 16:00 horas) con la opción de presentar su candidatura al ascenso directo.