El punto es un paso adelante del Real Oviedo, que suma cuatro jornadas sin perder. Empatar en el RCDE Stadium siempre merece una valoración positiva, aunque los azules regresan de Barcelona con la sensación de haber podido tener una mejor noche. El 1-1 da razones al crecimiento del Oviedo, que ha dejado atrás las duras derrotas contra el Albacete y el Cartagena. El equipo vive ahora un mejor momento, pero aún insuficiente para creer en metas más ambiciosas.

El estreno en el nuevo estadio del Espanyol fue pobre. Diez minutos para olvidar dieron la ventaja al conjunto de Vicente Moreno. Todo fue demasiado sencillo en el inicio para el Espanyol, hasta que Melendo, con el 1-0, celebró las facilidades del Oviedo en defensa. Los asturianos fueron asomando la cabeza poco a poco. La reacción era lenta, pero el sufrimiento fue a menos. Antes del descanso, Dídac se ganó la expulsión, con el VAR por medio, y el partido cambió de rumbo.

Con uno más en el campo, se intuía que al Oviedo le iba a costar el inicio de la remontada. En la segunda parte, Ziganda y el equipo sumaron motivos para merecer el empate. Los cambios fueron ambiciosos y Nahuel Leiva, suplente tres meses después, completó de forma magistral una de las transiciones que tanto potenció el Oviedo en su mejor fase de la temporada. Edgar robó, Borja Sánchez y Borja Valle tocaron a toda velocidad y Nahuel dibujó su lanzamiento a la escuadra. Imposible para Diego López.

Hasta el final, el Espanyol vio siempre de lejos a Femenías, mientras que el Oviedo no perdió ni un segundo en intentarlo. Sin éxito, porque faltó claridad, pero sí buscó el triunfo. Quiso más empujado por la superioridad en el campo, aunque se tuvo que conformar con el empate número doce de la temporada. Demasiados. En un encuentro con fases muy marcadas, el Oviedo sigue sumando aunque el punto de Barcelona, siempre meritorio en este estadio, no llena de alegría al equipo de Ziganda.