El Real Oviedo, aún exhausto tras la agónica victoria contra el Mirandés, no tuvo fuerzas para responder al líder. Ni fuerzas ni fútbol ni seguridad defensiva. El Oviedo no fue rival para el Cádiz. Los asturianos están para lo justo y en el Carranza nunca se vio con opciones de competir para sumar.

La apuesta por los tres centrales naufragó en Cádiz. El nuevo sistema no dio consistencia al Oviedo. Tampoco lo habría dado otro dibujo. Sin Luismi, Sangalli, Nieto, Berjón y Ortuño, ganar se convierte en un reto mayúsculo. Este Oviedo no está para tanta exigencia y ahora lo fía todo al Tartiere. A la espera de los partidos del Albacete y el Lugo, el Oviedo sobrevive fuera del descenso.

Al menos, el equipo de Ziganda saldó la floja noche sin lesionados y con los primeros minutos de Sebas Coris y, sobre todo, Saúl Berjón. El capitán mejora el nivel de sus compañeros y los minutos que sume en las próximas cuatro jornadas pueden determinar el desenlace oviedista.

Con las complejas salidas a Zaragoza y Elche, los de Ziganda necesitarán ganar a Las Palmas y al Racing, en un Tartiere vacío, para agarrar los cincuenta puntos. Ibrahima, expulsión extraña la suya, se cae de la cita del miércoles. Yoel Bárcenas sí estará presente.