La Audiencia Provincial de Zaragoza, a través de un jurado popular, enjuiciará a partir de mañana al hombre acusado de asesinar a su pareja en el barrio de Delicias. El jurado deberá decidir si el hombre, de 41 años, es culpable de un delito de asesinato con las circunstancias agravantes de alevosía, parentesco y violencia de género, como mantienen la Fiscalía y la acusación particular; o de homicidio con las atenuantes de alteración psíquica y confesión, como sostiene su defensa.

Las penas oscilan entre los siete o diez años de prisión que podría pedir la abogada del acusado, Carmen Sánchez, a los 28 que reclama la acusación particular, a cargo del letrado Noé Gabás, y hasta los 22 años de prisión que pide el Ministerio Fiscal.

Los hechos, ocurridos en el mes de junio de 2018 en el barrio zaragozano de las Delicias, se desencadenaron, según el relato del Ministerio Fiscal en su calificación provisional, después de que la víctima planteara al acusado su deseo de romper la relación sentimental existente entre ellos. Ella se lo expresó de forma más clara a principios de junio, comunicándole su deseo de que él abandonara el edificio familiar, poniéndole como fecha límite el lunes. 

El hombre, que no aceptaba la ruptura, comenzó a visitar el 18 de junio numerosas páginas de internet en las que se trataban técnicas de muerte por ahorcamiento y estrangulamiento, así como diversos modos de matar a una persona simulando un accidente o consiguiendo salir impune. 

Aprovechando que la hija en común de ambos, de 9 años, se encontraba pasando unos días en el pueblo de la abuela materna, intentó durante todo el fin de semana ganarse de nuevo el interés de Raquel, para que ésta le diera una nueva oportunidad.

La medianoche del 24 al 25 de junio de 2018, David insistió de nuevo en que Raquel reconsiderara su decisión de ruptura. El escrito de la Fiscalía refleja que ella le comunicó su negativa "de forma tajante y definitiva, dándole la espalda", algo que el acusado aprovechó "para rodearle de forma sorpresiva el cuello desde detrás con su brazo y antebrazo, ejerciendo una muy fuerte presión, al tiempo que con la otra mano procedió a taponarle: la nariz y la boca, también con fuerte presión, manteniendo dicha postura durante los minutos necesario para producir la muerte de Raquel, quien finalmente cayó al suelo sin vida”.

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