Nada más llegar a esta iglesia hace 42 años el párroco, Juan Espallargas, dio la voz de alarma sobre el estado del edificio. En el 2002 se tuvo que cerrar el templo para comenzar con esta larga restauración. Las actividades de la parroquia se han desarrollado hasta ahora en otras zonas de la ciudad pero, por fín, la comunidad parroquial regresa a la que ha sido su sede durante más de ocho siglos.

"Volvemos a nuestra casa, arreglada, limpia, hermosa, bella y abierta", ha apuntado el párroco. Espallargas ha ofrecido la iglesia "para todo aquel que quiera venir a participar, tanto del culto como del arte, o la belleza". Y ha añadido que son una comunidad cristiana "comprometida con el barrio, con los más pobres, porque aquí la mayoría de la gente es muy sencilla". 

La Magdalena reabre hoy sus puertas tras una importante labor de restauración que ha durado 17 años. Las obras han costado 4,4 millones de euros. Han sido financiadas en un 45% por el Arzobispado de Zaragoza (2 millones de euros), un 30% por el Gobierno de Aragón, un 16% por el Ministerio de Fomento y el resto por Caja Inmaculada. Las obras se han ejecutado en cuatro fases, y los trabajos se han centrado en las cubiertas, la estructura aérea y el gran problema de las humedades.

El edificio se asienta sobre terrenos permeables próximos al río. A lo largo del siglo XX constan, al menos, tres restauraciones fallidas para solucionar el problema de las humedades. Fernando Aguerri, arquitecto codirector de las obras, confía en que esta última actuación "produzca una desecación natural" y que "los muros estén ventilados", y dure muchos años. "Pero, en cualquier caso, es un tema endémico del lugar en el que está emplazado el edificio", ha añadido. 

Los trabajos de arqueología han ido ligados a la restauración. Han permitido descubrir su la historia del templo, desde la época Romana (siglo I Después de Cristo), la mezquita sobre la que se construyó la iglesia y una importante necrópolis cristiana, con más de 375 cadáveres, que se han vuelto a depositar en la iglesia. El arqueólogo que ha estado en las excavaciones, Salvador Melguizo, ha explicado que en los siglos XVII y XVIII era costumbre enterrar a los muertos en las iglesias. "Se exponían dentro de la iglesia durante un tiempo y se creía que poner un plato con sal al lado del difunto impedía que el cuerpo se corrompiera. Las excavaciones han permitido encontrar estos cuerpos, junto con los platos y la sal", ha explicado.

La Magdalena se reabre al culto -con dos eucaristías diarias a las 9.00 y a las 19.30; y los domingos y fiestas especiales cuatro celebraciones a las 9.00, las 11.00, 12.30 y 19.30-, y también a las visitas. Después de la Semana Santa, Alma Mater Museum realizará visitas guiadas al templo y a la torre. Se anunciará en la web del museo www.almamatermuseum.com y los interesados podrán enviar un mail a info@almamatermuseum.com  Antes, durante el mes de marzo, se pondrá en marcha un ciclo de conferencias a cargo del equipo de arquitectos y arqueólogos que han hecho posible la restauración. En paralelo, está previsto lanzar una propuesta de conciertos.