La Guardia Civil ha detenido a una pareja que se dedicaba a fabricar pizzas de forma clandestina en la localidad zaragozana de Azuara y luego las vendía en 22 provincias. A los detenidos se le imputan delitos contra la salud pública y contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social.

En un año habían llegado a vender sus pizzas en 50 establecimientos. Las distribuían a través de internet o por teléfono móvil, haciéndose pasar por una empresa solvente y sin declarar su actividad. Los detenidos, son un hombre de 46 años y una mujer de 45, ambos de origen argentino. Los dos han sido puestos en libertad provisional tras pasar a disposición judicial.

Él ejercía de director comercial y ella elaboraba las pizzas en un local que no reunía las mínimas condiciones de higiene. Su centro de operaciones era un garaje situado en el bajo de su vivienda en Azuara, localidad perteneciente a la comarca del Campo de Belchite. Comercializaban sus pizzas bajo la marca Pizzaragón y luego las distribuían por numerosos establecimientos comerciales y de hostelería.

Según informa El Periódico de Aragón, las pizzas clandestinas fueron vendidas a bares, restaurantes, caterings, hoteles, pizzerías, campings, piscinas, empresas de organización de eventos y hasta a particulares. Entre las provincias afectadas está Huesca, Alicante, Cádiz, Castellón, Gerona, Guadalajara, Huesca, Jaén, Lérida, Madrid, Málaga, Murcia, Navarra, Salamanca, Soria, Teruel, Valencia, Zamora y Zaragoza.

En la entrada y registro practicado en la vivienda de los arrestados, los miembros de la Benemérita encontraron un horno de grandes dimensiones, una máquina amasadora, dos mesas de trabajo dos envasadoras de vacío, dos congeladores, cuatro frigoríficos, numerosos rollos de etiquetado, bandejas de trabajo, útiles para la elaboración de pizzas, bolsas de envasado de pizzas, bolsas isotérmicas para transporte, materia prima, así como equipos electrónicos e informáticos.

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