Zaragoza tiene carencias en materia de accesibilidad. Y no se circunscriben únicamente a los barrios más antiguos, como podrían ser San José o Delicias. También el renovado Centro de la ciudad presenta problemas para las personas con algún tipo de discapacidad. Entidades como CERMI o la ONCE dan de nota un 6 a Zaragoza en materia accesibilidad. Una calificación que esperan que suba con la nueva ordenanza de accesibilidad en la que trabaja el Ayuntamiento.

Una ordenanza en la que están haciendo aportaciones y que intentará mejorar la actual, que es de 1999. Uno de los principales objetivos: introducir el concepto de accesibilidad universal. Cristian Viñuales, coordinador de la comisión de accesibilidad de CERMI, explica que “las limitaciones físicas y sensoriales no son estáticas, y le pueden venir a cualquier ciudadano. Por eso hay que configurar una ciudad accesible a todas las personas en cualquier momento de su vida”.

La nueva ordenanza también contempla la creación de una Oficina de Accesibilidad que centralice las políticas, las propuestas, las quejas y consultas. Y ¿cuáles son? La falta de sonorización en los semáforos, los rebajes o las señales podotáctiles en el suelo. Esto último es muy importante para las personas con problemas visuales, que cada vez lo tienen más complicado en las llamadas plataformas únicas que unen calzadas con aceras. Manuel Martín, técnico de la ONCE, trabaja en mejorar la autonomía personal. Asegura que estas plataformas “no son la panacea”.

Según nos ha dicho, “la zona que va de la Plaza de España a Echegaray es dificilísimo saber por dónde vas, orientarte, hay tráfico que no respeta la prioridad peatonal, hay obstáculos, es muy difícil cruzar de un lado al otro de la calle...”. Y considera que es una de las “zonas con más dificultad” para las personas con discapacidad visual.

Desde el colectivo piden también que las terrazas no interfieran en los desplazamientos. El Ayuntamiento se ha comprometido a crear un grupo de trabajo con la ONCE para trabajar en ello. Martín recuerda que “según la Ley de Vivienda de 2010, el itinerario accesible tiene que estar colindante a las fachadas. Y si se ponen las terrazas se está incumpliendo”. Nos explica que “las paredes son la referencia y las que permiten moverse con seguridad”.

Otra de las demandas de los colectivos que representan a la discapacidad es la puesta en funcionamiento de itinerarios accesibles que puedan ser conocidos por toda la población. Cristian Viñuales nos explica que “permiten llegar de un punto a otro de forma libre, sin barreras”. En algunos casos existen, pero no se señalizan.

Otra barrera, poco conocida, es la comunicativa. La ciudad tiene que tener información fácilmente comprensible para todos, con mensajes claros. Aspectos que contempla la nueva ordenanza de accesibilidad que se está elaborando. Regulará la accesibilidad a los edificios públicos y los privados, seguirá trabajando en la eliminación de barreras y en la irrupción de los nuevos vehículos de movilidad personal, como los patinetes.

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