Pocos fans sabrán que detrás de los hermanos Reyes –los bellos y conocidos protagonistas de Pasión de Gavilanes- se esconde un vínculo estrecho con Sevilla.

Y es que en la sala de mandos de la famosa serie de televisión colombiana se sienta un vecino del barrio de Los Remedios: Mario G. Deco. Él es el responsable de poner orden en las secuencias, dotar de ritmo a la acción y garantizar la coherencia a la narración: es el montador.

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COPE Sevilla aprovechó una visita de Deco a su ciudad natal para conversar con él, repasar su trayectoria y conocer algunos secretos –aunque no soltó prenda- de las bambalinas de una de las series más populares de las últimas décadas en toda América Latina.

La primera pregunta que nos hacemos, lógicamente, es: ¿qué hace un sevillano trabajando con los hermanos Reyes? La respuesta es larga y nos traslada a otra pregunta que se hizo Deco a sí mismo hace casi una década: “¿Y por qué no me voy a trabajar a EEUU?”.

La oportunidad surgió por una mezcla de azar, como casi todo, y de las amistades que se forjan dentro del gremio. Un antiguo compañero de profesión le ofreció irse con él a Miami en 2012 –cuando la crisis económica de 2008 sacudiría con fuerza al sector audiovisual español-. El equipo de su amigo en EEUU buscaba un perfil muy específico para completar la plantilla y Deco lo cumplía. Meses después, y cuando comprobaron que encajaba perfectamente en el equipo, le ayudaron a tramitar su primer visado de trabajo. “Pensé que era un buen momento para dar el salto, me apetecía la experiencia porque siempre me atrajo EEUU y la idea de trabajar allí. Dije que sí sabiendo que era lo que debía hacer”, rememora Deco.

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Titulado en Realización Audiovisual, antes de emigrar, Deco tenía una amplia experiencia laboral, después de trabajar en varias de las productoras de series más importantes de España, como Bambú o Plural Entertainment, o de montar su primer largometraje ("Casting", 2013, de Jorge Naranjo) oportunidad que le brindó Iván Aledo, al que considera su mentor.

Todos estos méritos le valieron para obtener el visado de Talento Extraordinario, necesario para entrar a trabajar en EEUU, algo que no es nada fácil. Allí vivió tanto el principio del segundo mandato de Obama como el cambio a Trump, y hasta hoy, nueve años después.

Deco nos explica su día a día laboral, que, como el de todos, se ha visto afectado por la pandemia: “La Covid nos ha vuelto casi ermitaños, trabajo al cien por cien desde mi casa. Hay días que ni siquiera piso la calle. Echo de menos ir a la oficina, como solo pude hacer durante el primer mes desde que empecé este nuevo trabajo”.

Reconoce que como buen sevillano le faltan esos momentos de relacionarse en persona con sus compañeros, el calor de la gente del que a veces surge la chispa para seguir trabajando. “Me gusta mucho socializar, lo considero esencial en mi campo, ya que los montadores nos pasamos muchas horas a solas con el material con el que hay que trabajar”, detalla.

Encajar en el día a día fuera del trabajo también le tomó su tiempo aunque cree que encontrarse con una empresa que era como una familia facilitó las cosas para hacerse con su primera ciudad en EEUU, Miami. “Llegar a Miami lo hizo más suave, no resulta tan diferente, gracias al idioma”. Pero no se quedó allí.

“Con el tiempo y al ir cambiando de ciudades, fui aprendiendo cómo funcionan las cosas en Estados Unidos, tanto a nivel profesional como social”. La siguiente parada para este sevillano inquieto fue nada menos que Nueva York. “Mudarme a Nueva York me hizo todavía más ilusión, pero también fue mayor el choque cultural, por lo diferentes que son España y EEUU”. En Nueva York entró en profundidad en el género documental de la mano de grandes como Netflix y Showtime.

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— Pasión de Gavilanes (@PasionGavilanes) January 7, 2022

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La tercera parada fue Atlanta, uno de los grandes centros neurálgicos de la información en EEUU. En Atlanta trabajó para el canal de Oprah Winfrey en la serie "Ambitions". “Mudarme a Atlanta supuso sumergirme más aún en la vida americana y volver a mi género favorito, la ficción. Atlanta, laboralmente, es lo más parecido Hollywood, donde siguen produciéndose muchísimas más películas y series que en ningún otro sitio”, cuenta Deco.

¿Cuál es la principal experiencia que extrae de su conocimiento del país? Dice que le enseñó a tomar más conciencia del coste de la vida: “En España, muchas veces, no somos conscientes de lo que valen algunas cosas que exigimos con mucha ligereza, como la atención sanitaria, por ejemplo”. Y añade otra cosa importante: “La visión tan diferente que se tiene de Europa allí y la que se tiene de Estados Unidos aquí. En mi opinión, ambas están muy equivocadas”.

A día de hoy, Deco no se plantea volver a trabajar a España, aunque visita el país y su ciudad natal siempre que puede, pero tampoco lo descarta.

“La distancia con la familia pesa, es de justicia admitirlo, aunque ahora es bastante más llevadero que cuando me fui a Italia en 2005, por ejemplo, con el programa Leonardo, similar al Erasmus”.

Los tiempos han cambiado mucho y “ahora, con WhatsApp y Facebook, no te separas de la gente tanto como pasaba hace unos años”.

Lo que más echa de menos Deco de su vida en España es, cómo no, salir a comer fuera y el ritmo de vida español. Especialmente, admite, las tapas del Eslava.

En cuanto a su futuro, Deco explica que su vuelta profesional dependerá de cómo evolucione el ambiente laboral, tanto el de allí como el de España: “Es indudable que en Estados Unidos la oferta de empleo es mucho mayor y que se fijan más en tu currículo que en a quién conoces”.

Y otra pregunta: ¿Qué le falta por hacer allí? “Ya he vivido en tres ciudades importantes para mi sector, Miami, Nueva York y Atlanta. Diría que aún me falta trabajar en Los Ángeles, así que tal vez sea ese mi próximo destino”, anuncia.

En Cope seguiremos muy de cerca los pasos de este sevillano con proyección internacional.