Llenar el depósito es ahora preocupantemente más caro que hace justo un año, alcanzando máximos históricos en el precio de los carburantes con precios nunca antes vistos y mucho menos imaginados. Las cifras son de vértigo para el bolsillo de los españoles que han visto incrementado el precio en casi un 40% en estos últimos doce meses: una autentica barbaridad.

OCU advierte que los consumidores “tienen pocas herramientas para impedir estas subidas, pero sí pueden tomar algunas medidas para amortiguar su impacto”. La principal de ellas (además de tratar de racionalizar el uso del vehículo u optar, en el momento de la compra, por automóviles con menor consumo) es buscar aquellas estaciones de servicio que tengan precios más interesantes para los consumidores.

Estas subidas son una pésima noticia para la economía de las familias, que a los exagerados precios de la electricidad y el gas suman los de los carburantes. Estas subidas afectan, y mucho, a los bolsillos de todos los consumidores y es por eso por lo que cada vez más conductores apuestan por repostar en las llamadas “gasolineras low cost” (bajo costo) ya que esto se traduce en un ahorro de aproximado del 10 % respecto a las grandes cadenas de estaciones de servicio. Hasta aquí todo correcto.

Pero... ¿Por qué son más baratas?

¿El combustible que suministran es de calidad o acabará dañando el motor de nuestro vehículo? Bien. Debes saber que los carburantes que llegan a todos los surtidores España cumplen con unos estándares de calidad mínimos establecidos para que sea legal su comercialización en el mercado nacional, lo que se traduce en que todos los carburantes que llegan a las gasolineras de nuestro país son iguales y aunque se vendan en un surtidor de bajo costo el motor de tu coche no tiene por qué sufrir ninguna avería por su uso habitual.

Claro, y tú te preguntarás ¿donde está entonces la diferencia? La respuesta está, primero, en los aditivos que cada petrolera añade a sus carburantes. Si, aquello de la “fórmula mejorada” o lo de “más kilómetros con los mismos litros”. Cuantas más “mejoras” lleve el carburante, más caro acabarás pagándolo en ventanilla.

Luego están las instalaciones. Las gasolineras low cost suelen ser bastante simples y suelen instalarse en terrenos no demasiado grandes y sin grandes alardes de “grandeza”. Son surtidores sin más y eso, evidentemente, acaba abaratando el precio de los combustibles. A esto se une que la gran mayoría son autoservicio con lo que el ahorro en personal es otro aspecto importante para poder ofrecer combustibles a precios muy competitivos en estos días en los que llenar el depósito de tu vehículo es un verdadero lujo. Quien nos lo iba a decir...