El motivo por el que debes poner sal gorda en tus zapatos

La sal es uno de los bienes más codiciados por la Humanidad. Desde el origen de los tiempos, el control de las minas de este oro blanco ha provocado conflictos bélicos e incluso el término “salario” tiene su origen en la sal.

De sobra es conocida la aplicación de la sal para la conservación de los alimentos en salazón y gracias a ese procedimiento muchas civilizaciones han podido progresar a partir de la seguridad en su propia manutención y en el comercio con otras.

Por supuesto, para cocinar la sal es esencial en sus distintas variedades. La sal gruesa se emplea para cocer pastas , dar sabor a las parrillas y cocinar al horno algunos tipos de pescado. Al estar menos procesada que la sal fina, además de costar menos, es de uso común en la cocina. Se emplea sobre todo en preparaciones que tienen tiempos de cocción más bien largos. Una de las principales razones por las que se utiliza sal gruesa en lugar de sal fina es la velocidad de penetración en el alimento.

Por el contrario, la sal fina, al entrar en contacto con el plato, entra muy rápidamente y se ubica en las capas más superficiales sin penetrar en las más profundas.

Pero lo que tal vez se conozca menos es el empleo de la sal gruesa en otros menesteres muy prácticos para nuestra vida cotidiana. En cosmética, por ejemplo, puede usarse como simple y económico exfoliante natural, que nos ayudará a tener una piel muy suave.

Por otra parte, también puede servir para combatir la humedad, porque puesta la sal en los armarios, o en los rincones de la casa permitirá eliminar el exceso de humedad. También puede servir de herbicida para regenerar por completo las plantas tras una helada.

Tal vez el empleo más singular y desconocido de la sal gorda tenga como destino nuestros zapatos. La sal gruesa sirve como desodorante natural. Colocada convenientemente en nuestro zapatero dentro de pequeños recipientes puede aliviar el olor a pies. Pero, además, al colocarlo dentro de los zapatos y tras dejarlo actuar al menos 24 horas también podremos comprobar que los malos olores desaparecerán.

Así que ya saben. La sal gruesa puede alejar los malos olores de nuestros calzados y evitará incómodos momentos especialmente ahora que se va acercando el verano y, con él, el calor y la exagerada sudoración en nuestro cuerpo.

La sal en forma de bicarbonato sódico también se puede emplear en el caso de zapatillas un poco delicadas o que incluyan elementos decorativos que no convenga poner en contacto con productos abrasivos el truco recomendable es también muy sencillo y solo precisa de una cucharadita de bicarbonato sódico del que solemos usar en casa mezclada con otro tanto de detergente para lavar la ropa. Hacemos con ello una pasta homogénea y se aplica sobre la zona a limpiar de la zapatilla frotando con algún cepillo hasta eliminar la suciedad de la tela y después dejar también secar al aire libre.

Si se da la circunstancia de que no dispongamos a mano o a tiempo de ninguno de los productos mencionados antes, hay un truco de urgencia que consiste en utilizar en seco una goma de borrar de las de toda la vida. Simplemente hay que frotar la macha como si intentásemos borrarla hasta que desaparezca o se elimine lo suficiente hasta que podamos acudir a los trucos anteriores . En este caso obviamente no se eliminarán las manchas muy incrustadas y tampoco servirá para las zapatillas embarradas por ejemplo, pero siempre quedara mejor de lo que estaban y se podrán utilizar así hasta que podamos limpiarlas bien.

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