• Miércoles, 17 de abril 2024
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¿A QUIÉN LE IMPORTA?

Solo hay miedo y silencio, paro y desidia.

¿A QUIÉN LE IMPORTA?

José Carlos ArandaCórdoba

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 12:33

No sé ni para quién escribo, tal vez para ti, tal vez para alguien que se siente abrumado y solo, tal vez para quien no le guste el fútbol, o lleve ya tiempo rebelándose contra la mascarilla, o quizás para nadie. Veo a unos golpistas sentenciados, condenados, salir libres de la cárcel, indultados por quien dijo que no lo haría nunca, por quien dijo que no podría dormir tranquilo si compartiese gobierno con quien luego lo compartió, veo a un pueblo confinado, callado y sumiso ante la violación flagrante de sus derechos fundamentales. Solo hay miedo y silencio, paro y desidia.

Debo estar desaprendiendo el idioma, porque un condenado por sedición no es un preso político, si hubiera presos políticos en este país estos políticos estarían ya en la cárcel. Me refiero a quienes defienden esas mismas ideas con chulería en el Congreso, insultan impunemente e incluso escupen -o lo intentan- a quienes piensan de otra forma. Pero no lo están, debo estar desvariando. Veo cómo se firman unos indultos en aras de la concordia, pero a los beneficiarios desafiantes proclamar que volverán a hacerlo, que esto es solo el principio. Debo estar equivocado, pero si no hay intención de no reincidir, ¿qué sentido tiene un indulto? Veo que se habla de mesa de diálogo, pero ¿qué hay que dialogar? Como soy algo despistado en esto de usar la lengua con propiedad, entiendo que no se reúne el Gobierno de España con el Gobierno de Cataluña, sino el Gobierno del Reino de España con el Gobierno de una Comunidad Autónoma, Cataluña. Pero los matices no importan, ¿verdad?

Se habla de derecho de autodeterminación, pero yo creía que la Constitución consagraba la soberanía nacional, es decir, algo que afecta a todos, por todos debe ser decidido. No se puede ser juez y parte. Digo yo que algo que afecta a España deberá ser decidido por los españoles y no por una parte. Pero debo estar desorientado en un mundo feliz porque, además, esto parece no preocupar a nadie. Como tampoco parece importar que se modifique el Código Penal y deje de ser delito un intento de golpe de Estado desde las mismas instituciones, o desviar -robar- dinero para financiar campañas partidistas. Ya sé, ya sé, el problema lo tengo yo, es que pienso demasiado y eso no es bueno para el país. Para esta deriva es mejor que no pensemos, que no veamos, que nos creamos todo cuando nos quieren vender. No reflexionéis, solo os llevará a la depresión y eso no es bueno.

A golpe de pandemia se nos ha confinado, silenciado, amordazado… Y ya puestos, a golpe de decretos se nos han impuesto leyes como la de educación o la eutanasia sin encomendarse a Dios ni al diablo. Veo una terrible amenaza al poder judicial, pero debo estar desvariando porque ¿a quién le importa? Yo creía que la honradez y la honestidad debían ser exigidas y exigibles a quienes gobiernan, pero hoy la mentira ha tomado carta de naturaleza. Mienten, mienten, mienten… sin consecuencias, nunca pasa nada. Domina los medios de comunicación y controlarás el mundo. Y, sin embargo, sé que el problema es mío, no se puede mirar con sentido crítico, no se puede cuestionar al líder, estoy separándome del rebaño, estoy cada vez más solo.

Pero es que hay que entenderlo, cuando algo puede ser controvertido, discutido, rechazado aunque sea por mero sentido común, publícalo coincidiendo con un partido de la Selección española, y si gana, ni te cuento. Y después, dale una alegría al pueblo, quítale la mascarilla, así pensaremos en poder volver a las fiestas y botellones, a la normalidad bien entendida. Fiesta, vacaciones y fútbol. Mientras, hay quien está ya confabulando para destruir la Constitución para llevarnos a un nuevo modelo de Estado, ese que nadie -salvo ellos- sabe en qué consiste, y sin comerlo ni beberlo, nos lo estamos tragando porque sí, porque estamos en pandemia, porque lo de la electricidad y la gasolina es temporal, lo de los impuestos y la miseria, lo del paro una anécdota, las muertes son historia y lo que importa es que España ya está en octavos y tenemos más partidos por delante. Importa pensar en el chiringuito, que bastante hemos estado encerrados y en estar todo el día en redes sociales, porque algo bueno ha salido de todo esto, que ya está bien. Por eso entiendo que estas letras no importen absolutamente a nadie. Quizá sea tiempo de reconocer que en vez de sangre, ya tenemos horchata en las venas. Demos la bienvenida a lo que tenga que venir. Pero confieso humildemente que leyendo a Aldous Huxley, Un mundo feliz, siento pánico, claro que el problema es mío por ese empeño torpe de seguir leyendo, será que aún no me han dado mi ración de “soma”.

José Carlos Aranda, Presidente de la Asociación A contracorriente

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