El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, subraya que "la Navidad es una fuerte llamada a la solidaridad, porque el Hijo de Dios por su encarnación se ha unido solidariamente con cada hombre, cargando con sus penalidades y dándoles su salvación", pero no se podrá "conectar con Él si nos instalamos en la extroversión, en el consumo y en el bullicio".

Así lo expone el obispo en su carta semanal, en este caso ante el comienzo del nuevo Año Litúrgico, con el domingo primero de adviento, en la que señala que "no podremos sentir las necesidades de nuestros hermanos más necesitados, si sólo buscamos satisfacer nuestros sentidos". Al respecto, destaca que "sólo en el desprendimiento podremos salir al encuentro de todos los que sufren por cualquier motivo, y para los cuales también es Navidad".

"Más aún, el Hijo de Dios en su primera venida ha venido en pobreza y desnudez, en humildad y desprecio", resalta. Entretanto, comenta que "el cristiano vive lanzado al futuro, pero no lanzado al vacío de un futuro desconocido, sino en la espera gozosa de la venida del Señor", a lo que agrega que "el adviento es un tiempo de alegría y de gozo, que estimula la espera y el ansia del encuentro", de modo que "la Navidad es la llegada de ese Hijo esperado, que por los sacramentos viene hasta nosotros realmente", manifiesta Demetrio Fernández.

En este sentio, apunta que "las calles están inundadas de luz, porque el que viene es Luz de Luz, resplandor de la gloria del Padre, es la lámpara que ilumina la ciudad santa", de manera que con él, según indica el obispo, "ya no habrá más noche, todo será más resplandeciente que la luz del mediodía".

"Los villancicos son expresión popular de esa alegría contagiosa, que brota del misterio de la Navidad, del Niño, de la Madre, de los pastores que se acercan, de los Magos que llegan trayendo regalos", abunda, para advertir de que "no debemos dejarnos aturdir ni deslumbrar por todo lo exterior". Y es que, "en una sociedad de consumo como la nuestra, mucho de todo eso es agitado para estimular el gasto, incluso el derroche", argumenta Demetrio Fernández, quien recomienda "aplicar nuestro sano juicio para mantener la templanza, puesto que sólo en el silencio interior podremos captar y saborear los misterios que celebramos".

En definitiva, el obispo valora que "el tiempo de adviento nos abre un panorama esperanzador", de ahí que invite a entrar "en este tiempo santo con deseo y esperanza de recibir abundantemente para repartir a raudales". "Viene el Señor y trae para todos la gracia generosa de su salvación", ensalza.