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Pineda, el futbolista cordobés bendecido por Maradona: "Siempre llevo un cromo suyo en la cartera"

Pinedita, como le llamaba el argentino, jugó en aquel Sevilla de la 92-93 y piensa que Bilardo era “un adelantado a su época” y Diego Armando un "diez también como persona”

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Toni Cruz González
@tonicruzgon

Redacción COPE Córdoba

Tiempo de lectura: 7'Actualizado 18:47

Es un chico muy joven, pero que tiene unas condiciones bárbaras. Desde el primer momento me he dado cuenta de que tiene pasta de crack”. Eso dijo Maradona un 18 de octubre de 1992 sobre un futbolista cordobés, tal vez el mayor talento con la pelota en los pies que haya nacido en nuestra provincia. Francisco Javier Carpio Pineda, “Pinedita” para Maradona, fue el último sustituto de Diego Armando Maradona en un partido en el Sevilla y, en consecuencia, en España, en un partido ante el Burgos. Era un centrocampista de los que ya no quedan. Cabeza alta, cerebro eléctrico y una capacidad regateadora que le llevó a ser internacional en categorías inferiores con la selección.

-De familia futbolera, naces para el fútbol en el Séneca en una generación de la que también formó parte Toril y tras tu salto al Sevilla quien impulsa tu carrera es nada más y nada menos que Bilardo, ¿Qué tal era el Narigón como entrenador? ¿Cómo estimulaba tu crecimiento? ¿Conservas alguna anécdota de su trato?

-Era bestial. Tengo tantos buenos recuerdos de él… Era un adelantado a su tiempo. En los entrenamientos que hacíamos innovaba constantemente que no se hacían en su época. Hacíamos, por ejemplo, un tipo de entrenamiento llamado “carrusel” que era por subgrupos y te citaba a una hora determinada en función de tu posición en el campo. Cosas muy llamativas que por entonces no se hacían. Era un auténtico motivador como todo argentino. También tuve la gran suerte de tener como compañero de equipo a Simeone. Tenerles al lado te incitaba a hacer las cosas bien y con mucho sacrificio.

-¿Era distinto en el trato personal a la imagen de duro que transmitía?

-Totalmente distinto. Estábamos encantadísimos con él. Todas las semanas teníamos nuestro asado, que hacíamos en la Ciudad Deportiva y todo eran risas. Era un ganador nato y no quería perder absolutamente a nada. Manejaba absolutamente todo, como se ha visto en imágenes: los recogepelotas, la prensa (cuando le enfocaban ponía un papel con nombres de marcas para molestar a las cámaras…).

"Maradona trataba a todos por igual. Un escándalo como persona"

-Maradona te tenía un especial cariño. Cuentan de él que más allá de su imagen era un gran tipo y un buen compañero. ¿Puedes dar fe de eso?

-Me gusta que me hagas esta pregunta… Toda la razón. El trato como persona era de diez, de una grandeza impresionante. Cuando fue cambiado en aquel partido en Burgos y se cabrea y monta un follón tremendo al día siguiente me pidió disculpas delante de todos los compañeros. Y yo tenía 21 años. Es un gesto que dice mucho de la persona. Además, te daba todo. Trataba a todos por igual. Él era defensor de los veteranos y también de los más jóvenes. Un escándalo como persona.


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-¿Qué falló en esa temporada 92-93 para que un Sevilla con Maradona, Simeone, Suker, Unzué, Diego, Martagón… (y con Bilardo al frente) no llegara a UEFA? ¿Pesaron las convocatorias de Maradona con Argentina o no fueron determinantes?

-Hubo un partido en el que faltaron Maradona y Simeone, pero no creo que fuera un desastre en ese sentido. En el último partido de Liga jugábamos en El Molinón, pero no dependíamos de nosotros mismos. Ganamos en Gijón y hubo un minuto en el que el Zaragoza iba ganando 0-2 al Atlético con dos goles de Paquete Higuera. Luego empató Juanito, pero quedamos sextos en Liga. Al término del partido nos reunimos en una habitación y llamamos a Maradona pidiéndole que renovase. Al final no lo hizo, porque tenía esas cosas.

-Ese año el Sevilla de Maradona fue reclamado en todas partes y no paró de ir de gira. ¿Recuerdas alguno de esos viajes a Argentina, Turquía…?

-Ves la grandeza de un personaje de este tipo en estas cosas. Maradona era mi ídolo, jugar con él era un sueño. De hecho, tengo un cromo suyo de la 83-84 del Barcelona en la cartera. Contra el Galatasaray en Turquía, el campo lleno. En Brasil, que jugamos contra el Sao Paulo, se acercaron a saludarle Toninho Cerezo y Rivelino. En Argentina, imagínate. Cuando fuimos a jugar a La Bombonera y luego a Córdoba… todo el estadio saltando, coreando su nombre, cantando… En uno de esos partidos, ya en el autocar, él se despedía saludando con el pulgar y la gente estaba colgada de las ventanillas desde fuera con el autocar en marcha y pensábamos que alguno se iba a matar. Estuvimos también en su rancho famoso donde nos invitó a un asado.

"En su momento se decía que el Milan estaba interesado en mí"

-También en el Sevilla tuviste de entrenador a Luis Aragonés que no te dio mucha bola ¿Prefería a otro tipo de jugador en tu posición o qué te decía para no alinearte porque ya entonces eras internacional sub-21 y una de las promesas del fútbol español?

-Así es. Algún compañero me dijo que el Milan estaba interesado en mí y yo no había renovado todavía. Luis Aragonés no me dio la continuidad que hubiera querido. Si no dispones de minutos ni confianza difícilmente puedes demostrar tu valía. Me cortó en seco. Se trajo muchos jugadores del Atlético -Juanito, Ferreira, Pedro, Quique Estebaranz, Patxi Ferreira, Moya- y tenía un concepto de fútbol diferente al que veníamos haciendo, totalmente respetable también. La prensa sevillana se le echó encima por no darme minutos. Hubo una época en la que llevábamos una racha muy mala y teníamos muchos lesionados, así que tuve que jugar yo un partido en casa ante el Sporting y ganamos 5-1 y encima marqué. Para mí fue una alegría porque jugué con el 10 y le marqué a Ablanedo. Terminó el partido y Aragonés fue un señor porque me dio la mano. La semana siguiente fuimos a Valladolid y ganamos 0-4 también siendo titular y luego ya perdimos en casa contra el Racing y no volví al once. Era complicado, porque tenía mucha más confianza en Marcos, que era más destructor y menos organizador, porque su fútbol se proyectaba desde el contraataque. Poco a poco el fútbol mostró que se tenía que perder la escuela sevillana. Me comparaban con Montero, Francisco… y poco a poco se fue perdiendo por el fútbol de hoy, que es mucho más vertical, dinámico y de estrategia. No tengo nada que reprocharle a Luis Aragonés, fue a placer estar a su disposición. Además, me demostró -ahora que soy entrenador- que estaba preparado para cuando tuviera una ocasión.



-Después pasas al Extremadura donde todavía en youtube se puede disfrutar de un regate tuyo brutal a Iván de la Peña. No lograsteis la permanencia, pero ¿Disfrutaste del fútbol en Almendralejo?

-Fue maravilloso estar en Almendralejo. Guardo muchísimos amigos de allí. Fue una época inolvidable, tal vez el mejor sitio donde he estado. Y mira que después de diez años en Sevilla, cuando entré en Almendralejo me quería morir nada más que viendo tractores y melones, pero ahora puedo decir que ha sido donde mejor se me ha tratado y donde más cómodo he estado y donde más ganas tenía de entrenar. Fue una pena, porque hicimos una primera vuelta malísima y, con todo, tuvimos la oportunidad en la última jornada de lograr la permanencia en Riazor, pero perdimos 1-0 con gol de Rivaldo.

"Cuando entré en Almendralejo me quería morir nada más que viendo tractores y melones, pero ha sido donde mejor me han tratado"

-Ascendiste con el Rayo a Primera con Juande Ramos y luego Getafe, Montilla, Chaves, Orihuela y Carolinense fueron tus últimas etapas como futbolista. ¿Qué balance haces de tu carrera? ¿Qué te faltó para llegar a ser ese crack mundial que vislumbraba Maradona?

-A lo largo de los años te das cuenta que hay jugadores que son muy buenos o buenos y que cuenta mucho que tengas la confianza del entrenador. Todo es la continuidad. En la etapa del Sevilla terminé diciendo que necesitaba ocho partidos seguidos jugando y, si no demostraba que servía, devolvía todo el dinero que había cobrado. Al final, la gente no sabe cómo entrenas y lo que demuestras a diario. Aragonés no quería que el balón pasara por el centro del campo y se jugaba más fútbol directo, pero recuerdo que en los partidillos de los jueves entre titulares y reservas siempre ganaba el equipo reserva. Los jugadores, de todos modos, somos muy egoístas ahora que lo veo desde el otro lado. Igual si hubiera cambiado de aires o si hubiera tenido un buen representante… Antes el fútbol era mucho más romántico, ahora se regalan demasiadas cosas. Tuve altibajos en mi carrera. En el Rayo el primer año con Ortuondo fue complicado y hubo muchos problemas, pero con Juande Ramos me fue bastante bien. Tuve una gran decepción porque terminé contrato con el Rayo y María Teresa Rivero me dijo que me querían renovar tras el ascenso a Primera, pero cuando volví de vacaciones ya no me querían a pesar de haber jugado mucho la temporada anterior y me tuve que ir al Getafe en el último día. Estuve a punto de irme a Estados Unidos a jugar en ese momento y me fui a Montilla, luego a Portugal a jugar en el Chaves y ya luego las oportunidades se agotan. ¿Podría haber hecho más? Sí, pero estoy tranquilo porque sé que por mí no ha sido.

-Ahora eres técnico en el Levante B y la pregunta es evidente: ¿qué entrenador te ha influenciado más en tu carrera?

-Unos te gustan más y otros menos, pero de todos he sacado algo positivo. Por ejemplo, de la gran manera de motivar de Bilardo, en lo que era muy parecido Luis Aragonés. De fútbol y táctica sabe todo Dios, pero la gestión de grupo y la psicología es fundamental. Los jugadores miran cómo te expresas y cómo te comportas con ellos y la gran suerte que hemos tenido los técnicos que hemos sido jugadores que eso ya lo conoces.

"Nunca me quiso el Córdoba. Ni me dejó entrenar cuando estaba sin equipo"

-Una extra: siendo uno de los futbolistas con más talento nacidos en Córdoba, ¿nunca estuviste cerca de firmar por el Córdoba C.F.?

-Nunca me quiso el Córdoba. Me ofrecí en varias ocasiones y es curioso que cuando estaba la gente de Córdoba con los poderes en la Secretaría Técnica parecía que querían quitar a la gente de Córdoba. Me tuve que ir a Albacete a entrenar pagado por mi bolsillo cuando estaba parado porque no me dejaron ni siquiera entrenar en mi ciudad. Luego, cuando acabé en el Getafe -que además marqué de falta el gol de la victoria nuestra en El Arcángel- quedé libre e intenté firmar por el Córdoba, pero nada de nada. Siempre cuento una anécdota de unos chavales que me pararon en La Magdalena dos chavales y me preguntaron, lo típico, que cuándo me venía al Córdoba. Yo les dije que ojalá algún día y ellos me dijeron que eran los hijos de Rafael Gómez (dueño del Córdoba CF SAD en los noventa). Me quedé sorprendido y les dije que acababa de renovar. No he tenido un contacto después ni con la marcha de Rafael, que era un genio en ese sentido, ni con nadie. Recuerdo que Rafa Navarro, que fue capitán del Córdoba, me consta que habló de mí y propuso mi nombre cuando estaban buscando un media punta, pero le dijeron que no eran lo que buscaban. Fastidia mucho cuando me dicen que no he jugado nunca en el Córdoba… no he jugado, porque el Córdoba no me ha dejado. Ni entrenar siquiera.

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