Javier González Calvo, consejero delegado de UFC para el Córdoba C.F., ha abordado la situación deportiva del club en plena crisis de resultados. El extremeño, para empezar, ha ratificado en su puesto al técnico Pablo Alfaro: “será nuestro técnico hasta final de temporada y muchas otras más. No creo que el problema sea de entrenadores, desde que llevo aquí ya van tres”.

Tampoco considera responsables “ni a la dirección deportiva ni a la gestión”, aunque sí asume que “dentro de la autocrítica que me hago he dejado hacer mucho tiempo a profesionales y quizás fui algo laxo a la hora de tomar decisiones”.

Así que para el mandatario cordobesista “es el momento de que aparezcan los hombres y no lo nombres. Ellos tienen que hacer lo que les toca, son los que deben jugar y ganar partidos. El que no esté preparado, que lo diga y se quede en casa, que ya habrá otros que lo saquen adelante”.

Recalcó González Calvo que lo cosechado hasta el momento “no es el resultado que nosotros esperábamos y sobre todo los aficionados. Cada uno tiene que ser responsable de lo que hace y asumir las funciones por las que un club de fútbol le paga. No estamos haciendo buenos partidos ni recibiendo lo que esperábamos. Además, en estos momentos cuando tienes estos problemas la pelotita es caprichosa y ya no tienes la suerte necesaria, pero tenemos los profesionales adecuados para que lo puedan resolver”.

Con todo, sigue creyendo que se pueden conseguir los puntos que quedan en juego, para lo que apeló a “estar unidos para sacar esto adelante, cualquier desviación nos va a ocasionar problemas, pero para eso estamos nosotros para intentar solucionar problemas”.

Las declaraciones del rector cordobesista llegaron tras la vista del juicio de desahucio planteado por Tremon. El Córdoba pidió seis meses de margen tras el lanzamiento recordando la función social que se ejerce al contar con unos 20 equipos que aglutinan a 400 niños y niñas. Tremon acusó a UFC de “falta de previsión y de profesionalidad”. González Calvo no cree que el Córdoba se vea obligado a abandonar los terrenos de Camino Carbonell.

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