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Antonio Sánchez: “Las restricciones afectan más a los europeos que a los rusos. La vida allí es igual”

El readaptador cordobés ha trabajado este año para el Spartak de Moscú, con el que ha ganado la Copa rusa: "Mis amigos pensaban que había tanques en la calle... y para nada"

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Toni Cruz González
@tonicruzgon

Redacción COPE Córdoba

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 10:09

Antonio Sánchez, hijo de Pedro Sánchez “Pedrito” (ex técnico del Córdoba CF) era conocido como futbolista como “Koeman”. Tras colgar las botas trabajó como preparador físico y readaptador en el Córdoba B, el Córdoba Patrimonio y el Pozoalbense y en febrero pasado vio pasar un tren por el andén de su vida y no se lo pensó: Se iba a Rusia.

La oferta del Spartak de Moscú -uno de los titanes del fútbol del este: 22 Ligas y 14 Copas entre URSS y Rusia- a un preparador físico amigo le hizo hacer las maletas. Así lo explica: “Fue un cúmulo de situaciones. En la vida hay que estar en el momento oportuno en el lugar correcto. Hace cuatro años fui a un congreso de preparación física en Barcelona y conocí a un preparador físico que entonces estaba en la Lazio, Gianpiero Asensi, que es el actual preparador del Spartak. Intercambiamos los teléfonos y un día me llamó para proponerme lo del Spartak y no me lo pensé”.

Sánchez llegó a Moscú la última semana de febrero. Tuvo mala suerte. A los dos días de llegar empezó la guerra. Pero luego iremos a eso. Primero lo bueno. Una experiencia inolvidable porque el Spartak “es un club de elite. Allí es el más importante de Rusia. La última final de Copa le ganamos al Dinamo y en Luzhniki había 80.000 personas y 60.000 eran rojas. Espectacular. Hay un nivel de exigencia altísimo y tienes que estar a la altura porque la responsabilidad es grandísima. En la ciudad te conocen, los aficionados son muy efusivos y te saludan... Se nota mucho”.

La última final de Copa le ganamos al Dinamo y en Luzhniki había 80.000 personas y 60.000 eran rojas.

Tal vez el futbolista más afamado del equipo que en su día lo fuera de Dassaev, Onopko o Starostin sea Quincy Promes: “Hay varios jugadores conocidos y otros rusos con mucha proyección. Teníamos una media de 22 años y aún así hemos quedado campeones de Rusia. Aparte de Promes estaba Victor Moses, que jugó en el Chelsea entre otros equipos”.

Por la invasión de Ucrania, a los clubs rusos les expulsaron de todas las competiciones. Uno de los afectados fue el Spartak: “Fue un palo para todos. Tenía muchísima ilusión porque estábamos en cuartos de Europa League y teníamos que jugar en marzo contra el Leipzig. Además, este año estando el Barcelona en esa competición... te empiezas a imaginar en el Camp Nou pisando el césped. Las sanciones fueron un palo duro para todos”.

Tenía muchísima ilusión porque estábamos en cuartos de Europa League

Y volvemos al terror. El conflicto bélico que “allí no se nota prácticamente nada. Sí se notan las restricciones para todos los europeos que no somos de allí: internet, móviles cortados, vuelos, redes sociales, hacer transferencias... Cuando fui cogí un vuelo Madrid-Moscú y en cinco horas estaba allí. Ahora he tenido que salir a través de Estambul, que son 18 horas de avión. Lo que más afecta son las restricciones para los de fuera. Los rusos no lo están notando. Allí no tienen sensación de peligro ni de que hubiese conflicto alguno. Hay que entender también su situación geopolítica y cómo es ese conflicto. Hay que verlo desde su punto de vista. Rusia es más grande que toda Europa junta. La distancia que tenía desde Moscú con respecto a Ucrania es como si vives en Córdoba y hay una guerra en Alemania. Aunque sea en el mismo país te pilla muy lejos. La gente se pensaba aquí que habría tanques por las calles... y para nada. La vida ha sido totalmente normal”.

En Rusia no solo no se enteran de lo que pasa por la ausencia de luchas sino por la censura: “Todo lo que me enteraba de cómo iba el conflicto allí era por lo que me contaban mis amigos de aquí. En España sale todos los días en las noticias y allí nada. En Rusia estaba totalmente normal. Suena raro. A nosotros sí nos pasó que fuimos a jugar un partido cerca de la frontera con Ucrania, como a unos 200 kilómetros, y nos tuvimos que ir en tren porque estaba todo el tráfico aéreo cortado. Fueron 18 horas de tren nocturno. Por lo demás, si no necesitas el dinero de fuera, la situación es normal. Sí que tuve problemas para traerme el dinero, porque tuve que cambiarlo a euros para traerlo a España. En eso sí tuve problemas, pero para los que viven allí y cobran y viven en rublos, las restricciones de fuera les ha afectado, pero menos que a nosotros en Europa”.

Allí no tienen sensación de peligro ni de que hubiese conflicto alguno

Su futuro está lejos de Rusia. Y no porque no le guste el país o el equipo: “aquello está hermético. Sólo se van a jugar Liga y Copa rusas. Eso afecta a los equipos con los contratos más altos como nosotros, el Zenit, CSKA o Dinamo. Que las competiciones internacionales no jueguen, afecta. Nosotros no vamos a continuar, porque el mister decidió salir y yo soy cuerpo técnico del mister. Estamos esperando a que salga un equipo. Hay proyectos y yo le tengo que agradecer al staff que me subieran a la élite y hay que ir con ellos a muerte”.


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