Semana Santa - La llama Viva

Semana Santa

Resulta casi enternecedor que en medio de una sociedad que adora la grandeza de las “ciencias útiles”, que pronuncia la palabra “progreso” unida a una filosofía puramente materialista donde la religión se califica de extra científica y sectaria, haya personas de todas las edades que se reúnan para celebrar la Semana Santa. Hoy es cuando se hace más necesario proclamar con San Pablo que “Dios, al que intentamos encontrar, este Dios, es tan tangible como la atmósfera que nos rodea”.

El evangelista San Juan nos dice: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Único..”

Se trata por consiguiente del amor de Dios expresado mediante la redención, realizada por Cristo hasta la muerte en la cruz.

Vamos a intentar analizar el mensaje de la Semana Santa desde su sentido religioso más profundo, sintiéndonos en ese momento histórico concreto para sacar unas consecuencias que podamos aplicar a nuestra vida diaria. La historia de la Humanidad es la historia de un pueblo que camina al encuentro de la promesa.

Adán y Eva y sus hijos y las familias de sus hijos, con su descendencia, al mismo tiempo que pueblan la Tierra, vuelven a tropezar innumerables veces en la contradicción, a comer del fruto prohibido, a caer, a enderezarse llegando incluso a tocar la felicidad en el encuentro con Dios.

Es la eterna paradoja del hombre que todo lo puede desde su libertad, hasta su propia autodestrucción.

Y sin embargo Dios está entre nosotros, en el centro de nuestra vida. El mensaje de Cristo, que nace niño pobre y que muere en la cruz como delincuente entre ladrones, nos está dando la lección más importante de la historia. Para una sociedad que camina con el alma vacía de ideales, Cristo es la respuesta; para unos jóvenes que buscan rellenar sus alforjas, Cristo es la respuesta…

Somos hermanos de una cultura, llevamos sobre nuestras espaldas todo el patrimonio de otros hombres que poblaron la Tierra, rieron, sufrieron, se amaron y rezaron juntos alrededor de una mesa.

La Semana Santa tiene que servirnos hoy de contrapunto al ruido de la ciudad. Es tiempo de reflexión, de conversión y tiempo de esperanza.

Jesús dijo: “Yo soy la Resurrección. El que crea en mí vivirá eternamente.”

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