Hoy, he tenido un sueño y soñaba en una España convertida en gran potencia económica. Las empresas de todo el mundo localizándose acá, atraídas por medidas fiscales confortables.

El impuesto sobre sociedades competitivo, sin trabas para las deducciones en I+D+IT, ¡y España destinando más del 3% de su PIB, avanzando en su desarrollo económico!

En mi sueño el empleo se disparaba al disminuir las cotizaciones sociales, ¡y se creaba más empleo al bonificarse, sin cortapisas ni trampas, la seguridad social de las personas mayores! Con un IRPF moderado (tipo máximo < 35%), la gente derrochaba ilusión y gasto.

Empresarios, ejecutivos, futbolistas de todas partes anhelando trabajar en españa con una calidad de vida hechicera. ¡españa tenía poder!

¿Se retenía el talento de nuestras universidades? Sí, con planes de estudios diseñados según las necesidades de nuestra economía…

Al radicar en España la sede de compañías punteras en el sector tecnológico, ¡se generaba empleo de alta cualificación profesional!

Nuestros universitarios se colocaban en puestos acordes con su formación. ¡España chutaba!

¿Y cómo se costeaban tantas facilidades fiscales? Recortando y podando el gasto público ineficiente y superfluo, dimensionando el clonado estado, haciendo de la administración un paradigma de eficacia… ¡40.000 mm€ menos al año! ¡Y superávit qué no déficit público! Si los sueños, sueños son, ¡sigamos soñando!