Durante este fin de semana se han producido declaraciones de Carles Puigdemont y de Artur Mas que ilustran bien la situación que se vive en Cataluña, una situación en la que los líderes independentistas han dado la espalda incluso a aquellos que les han votado. Cuando se cumplía una semana de su detención en Alemania, Puigdemont aseguraba a través de twitter que no estaba dispuesto a claudicar. Sugería a sus seguidores que había que volver a insistir con la pretensión, contraria a lo que han dicho de los jueces, de investirlo como President. En una entrevista telefónica Artur Mas le contestaba que goza de legitimidad pero que no conviene seguir insistiendo en la fórmula. El bloqueo que vive el Parlamento de Cataluña desde hace ya más de cien días solo tiene como responsable a Puigdemont, y este bloqueo se produce, seguramente, contra la voluntad de parte de sus votantes.

La encuesta del CEO, el gran sondeo público sobre la opinión de los catalanes, mostraba ya hace un mes que solo un 19 por ciento de los catalanes apuestan por la vía unilateral de la secesión (la defendida por la mayoría independentista del Parlament). Un 54 por ciento rechazaba cualquier tipo de secesión. El modelo territorial vigente es la opción con más partidarios (36,3 por ciento). Durante demasiado tiempo el bloqueo, la prohibición de ir al encuentro del otro, ha sido la regla imperante en Cataluña. Ya es hora de que se produzca un cambio.