Mañana martes el Parlament de Cataluña debería elegir nuevo presidente de la Generalitat, que forme gobierno cuanto antes y ponga fin a la situación excepcional creada por el desafío secesionista y la aplicación del 155. Han sido muchas las voces, por ejemplo en ERC, que llevan semanas pidiendo que no se paralicen las instituciones.

Tras la decisión tomada este fin de semana por el Tribunal Constitucional está claro cuáles son los pasos para que Cataluña tenga Presidente. Si Puigdemont quiere seguir siendo candidato debe volver a España y entregarse al juez Pablo LLarena. Será el magistrado del Supremo el que decida si le permite participar en la investidura. Quedan muy pocas horas para que eso pueda ocurrir. Y parece poco probable. La solución viable pasa por que se designe otro candidato. Lo ha dicho con una claridad meridiana el diputado de ERC Joan Tarda: ha llegado la hora de que Puigdemont se sacrifique por Cataluña y por la recuperación de la vida democrática.

El actual Presidente del Parlament no tiene otra opción. Roger Torrent tiene fresco en su memoria lo que le ocurrió a su antecesora cuando tomó decisiones en contra de lo que había establecido el Tribunal Constitucional. Las medidas cautelares acordados por sus magistrados de forma unánime este sábado son claras. Cataluña necesita volver a recuperar una cierta normalidad, contar con un Presidente y con un Ejecutivo que empiece a ocuparse de las verdaderas necesidades de los catalanes.