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Los centros de servidores usan unos 30.000 millones de vatios para guardar datos, la producción de 30 plantas nucleares

Europa Press

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 11:55

MADRID, 5 (Portaltic/EP)

La sociedad es cada vez más consciente del impacto que tienen nuestras acciones en el medio ambiente y de la contaminación que generan las diversas industrias y el transporte, pero de lo que no es tan consciente es de la contaminación que provoca la huella digital, especialmente la procedente del almacenamiento de datos.

La transformación digital ha traído muchos beneficios, como la reducción del consumo de papel, que repercuten positivamente en la lucha contra el cambio climático y reduce las emisiones de CO2.

"Sin embargo, la producción, el uso y la transferencia de datos y, sobre todo, el almacenamiento provoca más emisiones de CO2 de lo que cabría esperar", indica la gerente de Calidad, Medio Ambiente y Prevención de Riesgos Laborales de ISS España, Ana Jimeno, con motivo de la celebración este sábado del Día Mundial del Medio Ambiente.

Estas emisiones se resumen bajo el término huella de carbono digital y ya suponen un 3 por ciento de las emisiones de CO2, según han compartido ISS en un comunicado enviado a Europa Press. Además, se estima que en menos de diez años la tecnología de la información consumirá el 20 por ciento de la energía generada en el mundo y la huella de carbono web podría igualar a la del transporte

Actualmente un 60 por ciento de la población mundial (unos 4.660 millones de personas) tiene acceso a Internet. "Cada consulta, cada búsqueda, cada archivo enviado y cada documento almacenado, ejecutado miles de millones de veces, es responsable de parte de la creciente demanda mundial de energía y, por lo tanto, también del aumento de las emisiones de CO2", aseguran desde ISS.

EL ALMACENAMIENTO, EL VERDADERO PROBLEMA

La mayor parte de la huella digital no se debe tanto a los mensajes o acciones que se realizan en Internet, sino a que en algún momento todos los datos que se guardan y comparten se almacenan ya sea en el servidor, correo o en un dispositivo que consume energía y por lo tanto necesita suministro eléctrico, lo que genera grandes cantidades de CO2.

Subir todos estos archivos a la nube tampoco es la mejor opción. Como señalan desde ISS, la nube es un lugar real, y tiene forma de enorme servidor capaz de almacenar millones y millones de terabytes de información de usuarios de todo el mundo; información que muchas veces nunca más vamos a utilizar.

"Las empresas tienden a ser quienes más archivos almacenan que a menudo no se vuelven a consultar nunca más. Desde archivos de clientes antiguos, documentación desactualizada que se acumula, datos y datos, que no solo impactan negativamente en el medio ambiente, sino que también pueden entorpecer el correcto desempeño de la compañía", comenta Jimeno.

Se calcula que los centros de servidores usan unos 30.000 millones de vatios para guardar nuestros datos, el equivalente a la producción de 30 plantas nucleares, ya que esos servidores necesitan energía para su funcionamiento y, sobre todo, para su refrigeración. Se estima que la emisión de carbono por parte de esta actividad digital es equivalente a las emisiones globales de CO2 de toda la industria de la aviación.

Desde ISS señalan que las empresas pueden contribuir a reducir esta huella digital, mediante pequeñas acciones que, a gran escala, suponen una reducción importante de emisiones de carbono. Así, recomiendan limpiar los dispositivos y eliminar aquellos documentos, vídeos e imágenes duplicadas o que no se utilizan; desinstalar las apps y los programas que no se usan; borrar los mensajes de correo electrónico antiguos; y desuscribirse de 'newsletters' que no se leen.

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