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SEOM recuerda que la investigación en cáncer de mama mejora el control de la enfermedad y aumenta la supervivencia

Europa Press

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 12:57

El presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Álvaro Rodríguez-Lescure, ha recordado que la investigación en cáncer de mama permite un mayor control de la enfermedad, aumenta la supervivencia y mejora la calidad de vida con tratamientos más personalizados.

Se trata del tumor más frecuentemente diagnosticado en la mujer, se estima que 1 de cada 8 mujeres lo padecerá, y que en 2020 se diagnosticarán en España unos 32.953 casos. A pesar del desarrollo de nuevos fármacos y de tratamientos cada vez más personalizados, todavía en España mueren más de 6.000 mujeres al año por cáncer de mama metastásico.

"El pronóstico del cáncer de mama ha ido mejorando paulatinamente en los últimos años gracias a la investigación. Se han desarrollado nuevos fármacos que aumentan la supervivencia de las pacientes con cáncer de mama. Se ha estratificado mejor a las pacientes y se han desarrollado paneles genómicos que permiten diferenciar qué pacientes se benefician de quimioterapia y cuáles no", ha dicho el doctor.

A su juicio, para continuar avanzando frente al cáncer se requiere financiación tanto pública como privada. "Es necesario garantizar el futuro de la investigación tanto pública como privada y para ello es imprescindible la creación de herramientas que favorezcan el mecenazgo, además de la reducción de la burocracia, la mejora estructural del sistema y el aumento de la inversión pública", ha apostillado.

En el marco de la campaña de comunicación 'En Oncología cada AVANCE se escribe en Mayúsculas', SEOM ha dado a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores, en este caso, del cáncer de mama, coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Mama que se celebra cada 19 de octubre.

A principios de los años 80, las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama tenían unas posibilidades de estar libres de recaída a los 5 años tras el diagnóstico que se situaba en torno al 70 por ciento. En la actualidad la cifra se aproxima a casi un 90 por ciento, si bien este beneficio no se ha alcanzado "repentinamente".

Y es que, en los años 70 se obtuvieron los primeros resultados de los estudios que demostraban el beneficio de la quimioterapia administrada tras la cirugía. También por aquella época se demuestra, tal y como han recordado desde SEOM, el éxito del tamoxifeno como tratamiento hormonal para el cáncer avanzado de mama, que poco después se comenzó a emplear en estadios precoces de la enfermedad.

HITOS MÁS SIGNIFICATIVOS

En este punto, la organización ha avisado de que uno de los hitos "más significativos", sin duda, en los últimos años fue el conocimiento de la heterogeneidad del cáncer de mama, y es que el cáncer de mama engloba tres enfermedades distintas: tumores "hormonosensibles", definidos por receptores hormonales positivos/HER2-negativo, tumores con sobreexpresión de HER2, y tumores triple negativos, definidos por la ausencia de expresión de receptores hormonales y HER2; con importantes diferencias pronósticas y terapéuticas.

En los tumores HER2-positivos, por ejemplo, el desarrollo del anticuerpo monoclonal trastuzumab, frente al HER2, supuso una revolución en el tratamiento de este tipo de tumores. Hasta entonces, estos tumores muy agresivos se caracterizaban por un mal pronóstico, pero gracias a los avances terapéuticos, se ha logrado un cambio en su evolución natural.

En efecto, hace unos años se incorporó pertuzumab, un segundo fármaco anti-HER2 al tratamiento de las pacientes con enfermedad avanzada, con un beneficio significativo en supervivencia global (incremento de 15 meses en su esperanza de vida), así como en la enfermedad localizada, disminuyendo las recaídas.

Al desarrollo de pertuzumab se suma T-DM1, un moderno fármaco que conjuga quimioterapia y trastuzumab, también aprobado para la enfermedad avanzada, como para aquellas pacientes con tumores localizados que no logran una respuesta completa tras la quimioterapia prequirúrgica, y que ha demostrado una reducción significativa en su riesgo de recaída.

Los avances en cáncer de mama HER2-positivo están siendo incesantes, con nuevos fármacos con resultados muy alentadores como tucatinib, con una especial actividad en metástasis cerebrales, o trastuzumab-deruxtecan. En las pacientes con enfermedad "hormonosensible" (RH+/HER2-), el subgrupo más frecuente de cáncer de mama, también se han ido optimizando las estrategias terapéuticas.

El desarrollo de nuevos fármacos biológicos, como everolimus, y, sobre todo, más recientemente los inhibidores de CDK4/6 (palbociclib, ribociclib y abemaciclib), han permitido potenciar el efecto de la hormonoterapia. Se consolida la actividad de los inhibidores de CDK4/6, que logran beneficios en la supervivencia de las pacientes, y, además, logran retrasar el uso de la quimioterapia en la enfermedad avanzada, lo que implica un beneficio significativo en la calidad de vida de las pacientes. En 2020 se suma la aprobación de alpelisib en combinación con fulvestrant en pacientes con tumores avanzados con mutación en PIK3CA tras progresión a una primera línea de hormonoterapia exclusiva.

En la enfermedad localizada, uno de los mayores avances ha sido la mejor selección de las pacientes que precisan quimioterapia tras la cirugía frente a aquellas que no se benefician. Gracias al desarrollo de los test genómicos que evalúan la expresión génica en el tumor, se logra caracterizar de forma más fiable el perfil del tumor y su riesgo de recaída, permitiendo así una mayor adecuación del tratamiento, evitando quimioterapias innecesarias en pacientes que no se beneficiarán.

Un avance importante presentado en 2020 ha sido el estudio que ha demostrado que la adición de abemaciclib a la hormonoterapia en pacientes con tumores localmente avanzados de alto riesgo reduce el riesgo de recaída. Entre las pacientes con cáncer de mama metastásico y con presencia de una mutación en el gen BRCA1/2 en la línea germinal, los fármacos inhibidores de PARP, también denominados inhibidores de la poli (ADP-ribosa) polimerasa, como olaparib y talazoparib, han demostrado un beneficio significativo disminuyendo el riesgo de progresión comparado con la terapia estándar.

Por otro lado, SEOM ha recordado que la inmunoterapia también ha demostrado beneficio en un subgrupo de pacientes con cáncer de mama triple negativo avanzado con expresión de la proteína PDL1 superior al uno por ciento. En estas pacientes se ha objetivado un beneficio con la combinación de inmunoterapia y quimioterapia. Además, ensayos clínicos recientemente comunicados evidencian que su uso junto con quimioterapia pre-quirúrgica en tumores localizados incrementa las respuestas completas.

Otro avance "muy relevante" en estas tres últimas décadas ha sido el incremento de cirugías conservadoras, evitando mastectomías innecesarias, así como una menor intervención sobre la axila, reduciendo el riesgo de linfedema y mejorando la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama.

Cada uno de estos pasos suponía una mejora de un 2 o 3 por ciento en la tasa de recaídas, algo que podría ser considerado irrelevante. Sin embargo, con una estimación de 32.953 casos de cáncer de mama diagnosticados en 2020 en España, cada avance en el tratamiento que suponga un uno por ciento de mejora en la tasa de supervivencia hace que 329 mujeres menos recaigan de su enfermedad y puedan disfrutar de una mejor calidad de vida con reincorporación plena a su vida social y laboral.

Cada una de esas mujeres tiene nombre y apellidos. Y cada uno de esos avances ha conseguido aumentar la supervivencia en un 20 por ciento entre los años 70 y la actualidad. Son sólo algunos ejemplos, pero en el caso del cáncer de mama, los avances son innumerables.

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