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PROTESTAS CATALUÑA (Análisis)

Regreso a 2011, el año del "big bang" de los recortes en Cataluña

El "otoño caliente" político que se vaticinaba en Cataluña se ha teñido de malestar social durante los últimos días con un alud de protestas que han devuelto las agujas del reloj a 2011, el año en que el Govern de Artur Mas introdujo los recortes por la crisis y se disparó la conflictividad en las calles.,A la huelga de médicos iniciada el pasado lunes se han sumado las protestas del sector de la enseñanza (estudiantes, profesores de primaria y secundaria)

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 13:44

Leandro Lamor

El "otoño caliente" político que se vaticinaba en Cataluña se ha teñido de malestar social durante los últimos días con un alud de protestas que han devuelto las agujas del reloj a 2011, el año en que el Govern de Artur Mas introdujo los recortes por la crisis y se disparó la conflictividad en las calles.

A la huelga de médicos iniciada el pasado lunes se han sumado las protestas del sector de la enseñanza (estudiantes, profesores de primaria y secundaria), de los bomberos de la Generalitat, asistentes y educadores sociales y de funcionarios e interinos de la administración autonómica.

A esta combinación de reivindicaciones se suma la llamada a un paro, el próximo 12 de diciembre, de los 160.000 funcionarios de la Generalitat y trabajadores de empresa públicas, un colectivo que aún no ha recuperado las pagas extras recortadas en 2013 y 2014 dentro de las medidas de contención del gasto público.

Y todo ello en plena negociación de los presupuestos catalanes, en los que el gobierno de Quim Torra, retirado el apoyo de la CUP, precisa de apoyos para sacar adelante unas cuentas en las que Catalunya en Comú, erigida como actor clave en las conversaciones, exige un incremento de gasto en los principales capítulos sociales.

Si hace un año la conflictividad laboral se limitaba a movilizaciones de empresas y a las "huelgas de país" derivadas del conflicto soberanista, el clima social de este lluvioso otoño de 2018 retrotrae a imágenes de 2011, el año en el que la palabra "retallades" (recortes) se coló en el argot político catalán.

Tras ocho años de gobierno tripartito de izquierdas, la CiU de Artur Mas volvió a gobernar tras las elecciones de noviembre de 2010, dando explícitas señales de querer convertirse en discípulo aventajado de la senda de austeridad europea liderada por Angela Merkel, incluso adelantándose a los recortes del Gobierno español.

Así, apenas unas semanas después de acceder al cargo, Mas ya anunció medidas de ahorro en la administración catalana y la reorganización de empresas públicas, a las que más tarde sucedieron otras como la eliminación de la paga extra a los funcionarios y recortes en sanidad y educación.

Eran los años en los que el entonces conseller de sanidad catalán, Boi Ruiz, se presentaba ante sus homólogos españoles como "el hombre que venía del futuro", dejando claro que Cataluña iba a ser pionera en el arte de la disciplina fiscal y ahorro.

También por esas fechas el entonces conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, advertía a estudiantes, profesores y personal de las universidades catalanas que escucharía a todo el mundo en sus reivindicaciones, pero no al que "chillara" más fuerte.

En aras de cumplir con el límite de déficit del 1,3 % del PIB impuesto por la UE para 2012 -eran los años en los que conocimos un nuevo significado de la palabra PIGS (acróstico para referirse a los problemas financieros de Portugal, Italia, Grecia y España)- el gobierno de Mas se estrenó con un "tijeretazo" del 10 % del gasto presupuestario.

A los recortes en sanidad, que trasladaron a la opinión pública conceptos hasta entonces desconocidos como el de "camas cerradas" -en 2001 llegarían a cerrarse, según los sindicatos, más de un centenar de camas en Vall d'Hebron, el hospital público más grande de Cataluña-, se unieron medidas en la enseñanza como la supresión de la sexta hora o la congelación de ordenadores en secundaria.

Y es que 2011 quedó en el imaginario catalán como el "año de los recortes", un intenso período de medidas de austeridad por la galopante crisis económica y de un rebrote de la conflictividad laboral y social de diversos colectivos, encabezados por el sector de la sanidad, la enseñanza y empleados públicos.

A esta "tormenta perfecta" de protestas en las calles se sumaron dos fenómenos -uno a nivel español y otro estrictamente catalán- que con la perspectiva de los años han sido leídos como relevantes en la evolución política española y catalana: la acampada de indignados en Plaça de Catalunya y el cerco parlamentario en junio de 2011.

Si en mayo de 2011 los mossos desalojaban a los acampados en la céntrica plaza barcelonesa, desatando una crisis en el departamento de Interior dirigido por Felip Puig, un mes después se producía un hecho inédito en la política catalana: el cerco al Parlament por parte de miles de "indignados" del movimiento 15-M, que dejaron la imagen de un Mas accediendo a la Cámara en helicóptero.

Probablemente sin aquellos dos episodios no pueden explicarse en su conjunto la evolución de los acontecimientos políticos en Cataluña durante los últimos años, como la irrupción del fenómeno de los "comunes" en el Ayuntamiento de Barcelona, la entrada de la antisistema CUP en el Parlament o el descontento de las clases medias que en buena parte supo canalizar el movimiento soberanista.

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