Niños, personas mayores y con enfermedades crónicas están más expuestos a los efectos del calor, advierte Cruz Roja con la campaña "Yo me protejo ante el calor", en la que recuerda unas pautas sencillas para prevenir problemas vinculados con las altas temperaturas.

En la calle, permanecer en la sombra, protegerse del sol con gafas y gorras, hidratarnos con frecuencia y evitar actividades en las horas donde se registran las temperaturas más altas.

Dentro de casa, permanecer en las estancias más frescas y bajar persianas y toldos para evitar que el sol entre directamente.

Cuando se realizan traslados en el coche, no dejar a niños o mayores cerrados dentro del vehículo, llevar líquidos y estar atentos a los cambios bruscos de temperatura al entrar y salir.

En general, se recomienda realizar comidas ligeras (frutas, ensaladas y verduras), beber líquidos en abundancia y utilizar protección solar adecuada.

Debilidad, fatiga, dolor de cabeza, falta de apetito, insomnio o calambres son algunos de los efectos negativos que las altas temperaturas pueden tener sobre nuestra salud y que afectan especialmente a la población infantil y a las personas mayores.

Cruz Roja explica que en condiciones normales, cuando hace calor, el termostato interno de nuestro organismo produce sudor, que se evapora con el fin de refrescar el cuerpo, pero los días de calor intenso obligan a que nuestro cuerpo haga un esfuerzo de adaptación para mantener la temperatura normal.

Son especialmente vulnerables al calor los mayores que viven solos o son dependientes, los menores de 4 años, las personas con enfermedades crónicas y en tratamiento con determinados fármacos y las que tienen poca autonomía en la vida cotidiana.