El bombero de 34 años, Pablo Cano, que salvó cientos de vidas de refugiados en Lesbos (Grecia), falleció el pasado sábado tras lo que la ONG G-Fire Bomberos ha definido como una "enfermedada devastadora".
Los compañeros del bombero trabajarán para rendir homenaje en recuerdo de su "ejemplo de solidaridad". Su compañero Santiago Serrano, con el que compartió tareas de rescate en el Mediterráneo, ha afirmado que Cano ofreció una ejemplo de "generosidad y solidaridad" al trasladarse como voluntario a la isla griega encuadrado en la ONG G-fireBomberos para ayudar a los refugiados sirios que huían de la guerra.
También se ha referido al recuerdo que impregnó entre sus compañeros del parque de Medina de Rioseco, dependiente de la Diputación de Valladolid, al que perteneció, y su afición al deporte, especialmente del atletismo.
Pablo Cano, que al morir dejó una hija de corta edad, integró el primer equipo de bomberos voluntarios de G-fireBomberos, y permaneció en la isla griega de Lesbos desde los últimos días de febrero de 2018 hasta mediados de marzo.