La Asociación Nacional de Editores de Libros y Contenidos Educativos (Anele) ha mostrado hoy miércoles su preocupación por "la dilación" en la elaboración de la propuesta curricular para el curso 2022-2023, tal y como establece la Lomloe.

Dicho retraso es atribuido por esta patronal tanto al Ministerio de Educación como a las administraciones autonómicas, añade la patronal que publica hoy su informe El libro y contenidos educativos en España. Curso 2021-2022.

Los editores recuerdan que con una reforma curricular que supone un enfoque por competencias tan explícito, amplio y sistemático como el que se está planteando, los libros de texto (en papel o digital)" pueden facilitar la tarea del profesorado en la puesta en marcha del nuevo currículo, así como a las familias.

Es "primordial" contar con los currículos con el fin de poder iniciar la redacción de los libros y materiales curriculares para que estén disponibles al comienzo del próximo curso.

En este sentido, los editores, esperan que, dado que el Ministerio ha manifestado su interés en que el Estado y las autonomías trabajen en paralelo en la elaboración de la normativa curricular, sería deseable que estas buenas intenciones se concretaran y se lograra algo más de consenso que el que se ha producido en la tramitación de la Ley, dejando al margen las cuestiones partidistas.

Consideran igualmente importante alcanzar un acuerdo para lograr una mayor homogeneización de los currículos de las diferentes comunidades autónomas que la que se produjo con la Lomce.

Resulta de todo punto incomprensible la existencia de 17 ediciones diferentes de un libro de matemáticas a consecuencia de la dispersión de las políticas educativas, apunta el informe.

Diferencias que, además, de generar dificultad en la edición escolar que se ve obligada a dividir y multiplicar su oferta, con ediciones "cada vez más limitadas a cada territorio y el consecuente encarecimiento de los costos", repercute en el precio.

El informe de Anele señala, por otro lado, que la incertidumbre con la que empezó el pasado curso condicionó decisiones como la renovación de los libros de aquellos cursos que habían cumplido el periodo de vigencia, lo que se tradujo en una caída del 6,6 %.

La facturación alcanzó el curso pasado los 765,4 millones de euros, lo que "retrotrae a lo registrado en 2014 y muy lejos del máximo histórico registrado en 2008 (898,2 millones)".

Una reducción de alrededor de 130 millones de euros que se produce habiendo 900.000 alumnos más en las aulas, señalan los editores.

En el curso pasado se vendieron 41 millones de ejemplares con un precio medio de 17,97 euros el libro, cinco céntimos más que en el curso 2019-2020.

Sobre la inversión de las familias en la compra de libros de texto, el informe señala que ha disminuido 18,84 euros en diez años.

Las razones de esto no tienen tanto que ver con un menor uso de los manuales, que sigue siendo mayoritario, sino con el desarrollo de los programas de préstamo" y bancos de libros, explica.

Todas ello hace que alrededor del 50% del alumnado de la enseñanza obligatoria, reciba algún tipo de ayuda para los libros. EFE

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