Así irá fundando diversos conventos en Subiaco. En cada uno de ellos puso un Superior con doce monjes. Por su parte, él siempre se fue al Convento donde más necesaria era su presencia, algo que cristalizó en que fuese el Abad y Padre de todos los Monasterios fundados por su sencillez y bondad. Posteriormente fundaría el Monasterio de Montecasino donde pasó el resto de sus días. De su legado queda la Regla Monástica que escribió para la formación y perfección espiritual, que se consolida desde el “Ora et Labora”. La oración y la alabanza al Dios de Cielo y tierra es uno de los puntos del Monacato, con la constante contemplación ante el Trono de Dios día y noche, presentándole las inquietudes de todos los hombres. Y la segunda parte, supone la profundización en el trabajo para ganarse el sustento diario, sin olvidar el estudio para conocer los misterios de la Salvación. Muere en el 543 y es el Patrón de Europa, junto con Santa Catalina de Siena, Santa Brígida de Suecia, Sata Edith Stein y los Santos eslavos Cirilo y Metodio. Iconografía: Se le presenta con el hábito negro de los benedictinos y el Báculo de Abad. Otros Santos: Plácido, Pío  (Papa) y Olga.