La renuncia de José María Aznar a la Presidencia de Honor del Partido Popular no ha constituido sorpresa para casi nadie, dadas las discrepancias con la dirección del partido que venía manifestando desde hace tiempo. La única preocupación en las filas populares es que tras esa dimisión pudiera insinuarse una intención futura de fundar un nuevo partido que fracturaría al electorado de centro-derecha. Sería un error en las actuales circunstancias. Eso es lo que ha ocurrido con el electorado de centro-izquierda con la aparición de Podemos y la posterior crisis en el seno del PSOE.Por encima de la confusión en que ya se encuentra el electorado con tantas opiniones sobre aspectos que no deberían estar en cuestión, como la fortaleza del Tribunal Constitucional, hay otros riesgos que pueden engrosar esa esquizofrenia global que está suscitando el yihadismo en Europa. Una de las tareas más urgentes del mundo occidental es su cohesión en el combate contra el islamismo radical. Además los terroristas del Daesh han puesto en la diana a los propios países musulmanes, por tanto la urgencia no es solo más seguridad en Europa, sino más colaboración con estos países para afrontar juntos a un enemigo común. Lo esencial, en este sentido, es un cambio cultural que permita una alianza efectiva para acabar, entre otras cosas, con el tráfico de armas. Cuanta más división interna exista entre los amenazados, más ventajas para los que han convertido el terror en un oficio.