A las 10.32 de la mañana de este 2 de junio, el presidente del Gobierno ha anunciado que el Rey don Juan Carlos abdica en favor de su hijo, el Príncipe Felipe, que será el nuevo Jefe del Estado en el reino de España. Se abre a partir de este momento el proceso sucesorio que está previsto en nuestra Constitución. Es un momento histórico pero no por ello debe suscitar inquietud. La monarquía constitucional está firmemente consolidada en nuestro país. Don Juan Carlos, durante sus 39 años de reinado, ha contribuido de forma decisiva a afianzar la democracia y  ha sido promotor de la concordia entre los españoles. También ha sido  nuestro mejor embajador en el exterior, y ha fortalecido a la corona como la forma de la jefatura del Estado más conveniente para asegurar la cohesión nacional, la continuidad y la renovación de nuestra historia. Él mismo ha sabido reconocer algunos errores cometidos que no empañan una brillante trayectoria de servicio. Y con su labor en este último tramo temporal, ha vuelto a colocar en alto la estima de los españoles. Es un buen momento para ceder sus responsabilidades al hasta ahora Príncipe de Asturias, que ha mostrado sobrada capacidad para la tarea que le toca realizar. La renuncia es una decisión inteligente y generosa. Ahora, como hacía el rey Salomón, pedimos sabiduría para el que será nuevo Rey de España, Felipe VI. Gracias al Rey y viva el Rey.