David, el nombre que usa para ocultar su identidad, lleva 15 años afincado en España. Eso no le ha impedido experimentar la crudeza de la guerra en su país, ya que su familia continúa viviendo en Siria. Hace poco, los rebeldes secuestraron a su primo: “Pidieron rescate de unos 20 mil euros”.

El objetivo de estos grupos es poder armarse con el dinero que obtienen de los rescates. El jefe del primo de David desatendió la exigencia, pero su familia tuvo que acceder al trato: “Llegaron a un acuerdo para sacerle de ahí con la mitad del dinero”. Para poder liberarlo, tuvieron que “recolectar” el dinero.

El tiempo que pasó el primo de David secuestrado fue angustioso. “El primer día tenía a su lado otro secuestrado y lo asesinaron delante de él. Le dieron el teléfono para hablar con su madre y decirle que era el siguiente. Lo golpearon por no apoyar a los grupos rebeldes”.

Pese a estar ya con los suyos, el mal trago aún no ha pasado: “Está afectado física y psicológicamente”, cuenta David, quien cree que las secuelas de su primo no desaparecerán nunca.

Tampoco se muestra optimista respecto a la situación de Siria. “El régimen podría ser el de un dictador, pero la gente está sufriendo como nunca ha sufrido. Quieren poner otro tipo de régimen totalitario. El concepto de democracia es poco conocido en los países árabes”.

David espera que Siria tenga una democracia, aunque sea en un tiempo lejano. Por el momento, quiere que todo el mundo deje sus intereses, que se produzca el alto al fuego, que se alcance un acuerdo político y que el pueblo deje de sufrir.

Escucha aquí la entrevista a David en La Tarde.