La designación por parte de Mariano Rajoy de Jorge Moragas, como nuevo jefe de campaña, y de cinco nuevos vicesecretarios del PP con perfiles que representan a una nueva generación, supone una primera respuesta al nuevo escenario electoral y político que se ha creado en España después de las elecciones. Mariano Rajoy es consciente, tal como señaló en su discurso al Comité Ejecutivo del PP, de que la meta es recuperar el centro y movilizar a la abstención. Pero para llegar a un vuelco electoral los diagnósticos sobre lo que ha pasado deben ser certeros y los remedios adecuados, no vaya a ser que se cumpla la famosa sentencia de que todo cambia para que nada cambie.Mariano Rajoy, con su singular forma de gobernar, alérgica a los golpes de efecto, es consciente de que se han defraudado las expectativas de muchos electores y que la sobredimensión del discurso económico ha sido inútil ante el apabullante efecto de los casos de corrupción. Se ha dado cuenta que la comunicación es clave y que los medios tradicionales de llegar a la sociedad han cambiado más que las dinámicas internas del partido. Pero no debe olvidar que hay otras cuestiones como la subida de impuestos, la pasividad ante el aborto, el diletantismo o las incoherencias en materias que afectan a los pactos constitucionales, que han llevado a los habituales votantes del PP a mirar para otro lado. Y esta es una tarea del gobierno, no solo del partido. El tiempo corre, y es una preciosa oportunidad. Es hora de aprovecharla.