Precaución y ética, claves para que la IA sea la gran aliada de la ciencia

Aceleración de la investigación de nuevos medicamentos, mejora de cultivos, aliada para clasificar mejor las estrellas o los fenómenos cósmicos... la inteligencia artificial (IA) está transformando la forma de hacer ciencia, pero para lo que lo siga haciendo de manera prometedora es fundamental usar sus avances "con precaución y ética".

Así han coincidido en subrayarlo dos de las presidentas de las principales instituciones científicas españolas, la del CSIC, Eloísa del Pino, y la de Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), Perla Wahnón, en sus intervenciones en unas jornadas organizadas por esta última institución bajo el título de "Humanos y máquinas: oportunidades y retos para la ciencia española".

Del Pino ha avanzado algunas de las conclusiones del informe en el que trabaja el CSIC sobre IA, entre ellas, la necesidad de "regularla bien y valorar qué supone en términos éticos, y de sostenibilidad económica".

La presidenta del CISC ha incidido también en que hay que formar a la sociedad en su conjunto en cuestiones de inteligencia artificial, y en que España necesita más investigadores en esta materia.

"El futuro es prometedor siempre que usemos estas tecnologías como aliadas y en beneficio de la humanidad", ha señalado la presidenta de la COSCE, quien ha destacado que los investigadores deben "ser muy conscientes de los sesgos en datos utilizados para entrenar los modelos de IA, y que no influyan en las conclusiones científicas".

"Humanos y máquinas tenemos la responsabilidad de ser grandes aliados", aunque "las máquinas no reemplazarán nunca la intuición humana en la ciencia, los científicos seguirán siendo imprescindibles", ha insistido Wahnón.

Las temáticas abordadas en las jornadas de COSCE ofrecen una buena idea de cómo la comunidad científica española está aprovechando el espectacular desarrollo de la tecnología.

Así, por ejemplo, el director del Centro Nacional de Supercomputación (BSC), Mateo Valero, ha apuntado a la capacidad de hacer cambios extremadamente complejos a una velocidad extraordinaria gracias a las supercomputadoras, así y ha llamado la atención sobre la importancia de que Europa fabrique sus propias supermáquinas y chips, para no depender de países terceros en la base de su investigación y comercialización.

Josep Munuera, director de radiodiagnóstico del Hospital de Sant Pau (Barcelona) ha hablado de las aplicaciones de la IA en el cambio de la radiología, el análisis de pruebas químicas y el diagnostico.

Sobre máquinas y tecnologías aplicadas a la salud ha reflexionado también África Gonzales, catedrática de Inmunología en la Universidad de Vigo. En concreto sobre la nanoinmunoterapia y tratamientos con nanopartículas que podrían ser prometedores para tratar el cáncer.

Mara Dierssen, jefa de equipo del programa Biología de Sistemas en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, ha explicado sus propuestas en materia de inteligencia organoide, como crear máquinas que utilicen como impulso tejidos cerebrales.

Juanjo Dolado, de la Universidad Carlos III de Madrid, ha abordado el efecto de la IA en el mercado laboral y María José Aranzana, del instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (INIA-CSIC) ha avanzado el potencial de la IA para la mejora de cultivos.

Julio Gonzalo, catedrático del área de Lenguajes y Sistemas Informáticos y vicerrector adjunto de investigación de la UNED, ha tratado los modelos de lenguaje de ChatGPT, mientras que Raúl Jiménez, del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona ha ahondado en cómo la IA puede ayudar a clasificar estrellas y fenómenos cósmicos, lo que nos permitiría ayudar a conocer el universo y responder preguntas sobre su evolución.

La jornada concluye esta tarde con un debate sobre la ética y la IA.