O para Siria, o estalla Oriente Próximo
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Actualizado 27 may 2017
La ONU ha lanzado la voz de alarma: cerca de la mitad población siria necesita ayuda humanitaria urgente. A los más de 130 mil muertos de la guerra, se suma un terrible reguero de víctimas por hambre y frío entre los 6 millones de desplazados internos por el conflicto. Hay otros cuatro millones de refugiados en países vecinos. El Líbano, con una población de cuatro millones, está siendo sometido a gran presión al tener que acoger a un millón de sirios. Eso sin contar con que la guerra siria divide peligrosamente por la mitad a la población libanesa, entre quienes apoyan al régimen de Damasco, con la milicia chiíta Hezbolá al frente, y la población sunita, partidaria de la oposición a Bashar Al Asad. El contagio también es evidente en Iraq. En 2013, la violencia sectaria provocó allí cerca de 9 mil muertos en 2013, y va en aumento. Pero si Siria es hoy una fuente de inestabilidad regional que ha convertido a todo Oriente Próximo en un polvorín a punto de estallar es porque, a su vez, Siria es el escenario en el que se están dirimiendo las grandes rivalidades regionales, fundamentalmente entre Arabia Saudí e Irán. Así lo constataba un encuentro internacional de expertos celebrado esta semana por la Santa Sede ante la Conferencia Ginebra 2 sobre Siria que comienza el 22 de enero. Es importante ese cambio de perspectiva. La única esperanza realista de forzar a las partes a un alto el fuego, y comenzar ya a prestar ayuda a la población civil, pasa por una presión internacional firme y un inmediato embargo de armas. EE.UU. y Rusia deben dar el primer paso.
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