Para José María Gil-Tamayo Benedicto XVI "ha sucedido a un gigante, que era Juan Pablo II, se enfrentó a situaciones complejas y nos dio la última y gran lección de su pontificado: el desprendimiento. En un mundo donde los liderazgos se mantienen a toda costa, él marca en la historia de la Iglesia un nuevo giro y un nuevo horizonte. Nadie se había atrevido a dejar el sillón de Pedro. Un Papa que renuncia y que convive con otro. Proclama el Año de la Fe para poner la Fe en el centro de la vida de los cristianos".

Un Papa al que le sustituye otro con unas características particulares: argentino y jesuíta. "El Papa que quiere hacer de las dificultades una posición privilegiada. Quiere una Iglesia misericordiosa que se centra en Cristo y en los pobres. Se gana a la gente, se muestra con la naturalidad de alguien de la calle, no tiene un programa de márketing, electoral o político. Se muestra como es: un hombre del Evangelio con el que llega al corazón de la gente. En unos levanta la sorpresa, en otros la expectación y en la mayoría de que ha comenzado una nueva etapa en la Iglesia. Esta Iglesia resurge en un Papa que proclama las verdades del barquero, con un profundo sentido común. Es una bocanada de aire evangélico, ha despertado una renovada esperanza. Ejerce un liderazgo mundial. No va a cambiar la doctrina de la Iglesia, trata de mejorar la conducta de los cristianos, de hacerlas más evangélicas y alegres".

Don José María Gil-Tamayo ha lamentado la percepción que muchas personas tienen de la Iglesia. "Cuando se habla de los obispos se les pone en el último lugar de la valoración social pero cuando ven su trabajo en las diócesis se les pone en primera línea". En este aspecto ha destacado la importante labor que realiza Cáritas. "Cáritas no se entiende sin la Iglesia. La Iglesia es Cáritas".

El secretario general de la Conferencia Episcopal ha resaltado la importante labor de los medios de comunicación para difundir su mensaje. "Los medios de comunicación de la Iglesia son necesarios para iluminar la vida de los cristianos de hoy. Es un deber irrenunciable de los deberes de la Iglesia. No es una injerencia, es hacernos oír en una sociedad plural en la que la Iglesia tiene una plaza, una voz".

Gil-Tamayo no ha obviado los temas de actualidad nacional e internacional. Sobre el problema de la inmigración al que se enfrenta España en sus vallas de Ceuta y Melilla ha instado "a elevar la mirada, no focalizarla solo en los sucesos de fronteras". "No se trata solo de una cuestión coyuntural que pasa según las agendas políticas y electorales. Hay que solucionar los problemas en origen y propiciar desde la comunidad internacional unos ámbitos políticos que favorezcan la vida en paz en esos países de origen. La UE debe mostrar una percepción distinta del inmigrante, que no viene a competir, solo a sumar".

Sobre la reforma de la ley del aborto que prepara el Gobierno "yo quisiera que en el anteproyecto de ley me gustaría que se reflejara que un niño en el seno de la madre con deficiencias no es intercambiable con la negociación política. La vida con todas sus consecuencias. El aborto no es un tema de despacho. La clase política debe entender que no puede hacer de esta cuestión un arma arrojadiza de controversia electoral sino el cómo debe ayudar a esas personas. Esto debe ir acompañado de políticas sociales, de conciliación con el trabajo. La maternidad no es algo por lo que haya que dar el pésame".

¿Hay aspectos a mejorar en la ley de educación? "La enseñanza no debe ser una cuestión siempre cuestionada. Por el bien de todos y de la calidad educativa debe dejar de ser un territorio político. La Iglesia solo quiere que se cumpla lo que la Constitución establece". Sobre las relaciones que la Iglesia mantiene con el Gobierno recuerda que éstas "se desarrollan en el marco que establece la Constitución: cooperación e independencia. Los puentes están abiertos, están tendidos. La Iglesia tiene una palabra que decir".

El secretario general de la CEE ha elogiado el papel que la familia está prestando durante esta época de crisis. "La familia está siendo el gran colchón de la crisis. Gracias al peso real que tiene la familia el tránsito por la crisis se está haciendo más llevadera".

Escucha la intervención completa de don José María Gil-Tamayo en los "Desayunos COPE Comunidad de Madrid".