¡No tengo oro, ni plata que darte. Sólo te doy cuanto poseo: El Señor Jesús, la Buena Noticia de la Redención. Hoy el Evangelio del día nos sitúa en una nueva aparición del Resucitado, en este caso a los discípulos de Emaús, a quienes, ante su desmoralización les recuerda: ¿Acaso no habían profetizado las Antiguas Escrituras que el Mesías tenía que padecer para entrar así en la Gloria Eterna? Ellos le apremian: ¡Quédate con nosotros! La tarde está cayendo.¡Quédate! ¿Cómo te encontraremos al declinar el día si tu camino no es nuestro camino? Detente con nosotros. La mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino. Arroja en nuestras manos tendidas en tu busca las ascuas encendidas del Espíritu. Y limpia en lo más hondo, del corazón del hombre, tu Imagen empañada por la culpa. De esta forma le reconocen cuando accede a quedarse con ellos y en la mesa parte el pan. Ellos marchan a Jerusalén a comunicarlo a los demás discípulos. Iconografía: A lo largo de la historia la aparición y encuentro de Emaús ha sido objeto de retrato por muchos escultores y pintores.