Este gas anestésico, compuesto de una mezcla de 50% de óxido nitroso con oxígeno en la misma proporción, se administra a través de la inhalación del paciente mediante una mascarilla facial. De esta forma, el paciente controla la administración del gas al respirar y se mantiene consciente, en todo momento, sin sentir dolor y sin efectos prolongados de la sedación convencional. Su efecto se observa sólo tras 4 o 5 respiraciones y alcanza el punto máximo en 2-3 minutos. Una vez finalizado el procedimiento clínico y suspendida la administración de gas, su efecto desaparece en tiempo de 3 a 5 minutos. El gas anestésico es más inocuo que los sedantes habituales y, en determinados procedimientos, puede sustituirlos. Se puede usar en niños mayores de un mes, y su seguridad en servicios pediátricos está muy contrastada. Por lo tanto, el nuevo sistema analgésico proporciona mayor comodidad y seguridad al paciente. El pasado martes se llevó a cabo una sesión formativa, en la que participaron médicos de urgencias, pediatras, DUEs y auxiliares de enfermería.