El Wall Street Journal ha confirmado lo que hace unos meses publicó el diario ABC: varios altos dirigentes del chavismo están siendo investigados por los fiscales federales de Nueva York y de Miami. Se sospecha que están implicados en presuntos delitos de narcotráfico y de lavado de dinero. Entre los investigados está Diosdado Cabello, el segundo del régimen. Los pocos medios libres que quedan en Venezuela han denunciado también la  trama que vincula al chavismo con el cartel de los Soles. Y por ello están siendo reprimidos aún más de lo que eran hasta ahora. La supuesta revolución en favor de los más pobres se ha convertido en un foco de inmensa porquería y de opresión que daña a toda América Latina. El narcotráfico se beneficia de la destrucción de muchos jóvenes. A la utilización del crimen como factor político (Caracas es una de las ciudades más violentas del mundo), se une la iniquidad del beneficio personal a cualquier precio. Venezuela, desabastecida, con los líderes de la oposición en la cárcel, vive un momento trágico. Por eso es necesario utilizar los resquicios de libertad política y social para hacer posible una sociedad diferente. La oposición tiene que unir fuerzas para las elecciones de los próximos meses. La disidencia puede empezar a construir ya algo nuevo.