Espedita Pérez es misionera comboniana en Egipto desde hace año y medio. Ayuda a las personas que menos tienen en un país de religión musulmana. Pese a las diferencias, su labor se reconoce y se agradece: "Algunos lo hacen pero con mucho temor pues no hay mucha libertad. Pero lo valoran muchísimo".
Una de las actividades que realizan es el diálogo intercultural e interreligioso entre chavales: "Aprenden a descrubir cuáles son los valores importantes del otro", cuenta Espedita, que añade: "Quien conoce su identidad y la del otro, no teme".
No hay que irse muy lejos para ver el sacrificio de personas como esta religiosa. En España muchos sacerdotes van de un pueblo a otro a lo largo del día para ofrecer un servicio pastoral. Es el caso del Padre Germán, que atiende a nueve localidades de la Sierra del Segura, en Jaén. "No nos aburrimos", afirma este sacerdote que se deja el 40% de su sueldo en gasolina para desplazarse con el coche.
Lejos de limitarse al culto, el Padre Germán ha contribuido al crecimiento de la vida comunitaria con la formación de grupos parroquiales y la apertura de una Cáritas que atiende a 50 familias.
Precisamente Cáritas cambió la vida de Nayid, un joven marroquí que llegó a España en patera. Lo atendieron sin reservas. Ahora, es él el que trabaja para los demás en Cáritas. Son los frutos espirituales de la labor de la Iglesia.
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