Durante su alocución, el Papa Francisco ha recordado que la Cruz de los jóvenes, regalada por Juan Pablo II en 1984, ha recorrido a lo largo de dos años toda la geografía brasileña, y ha pregunta a los jóvenes qué han dejado en la Cruz, cuando ha pasado por sus pueblos y ciudades, y qué han cogido de Ella. Respecto a las enseñanzas de la Cruz ha dicho que lo que hemos de aprender es que recorre nuestras calles y de esta forma Cristo asume nuestras dificultades y problemas, uniéndiose a las víctimas más indefensas y a los que tanto sufren. El Pontífice ha señalado que el Señor carga con nuestro sufirmientos y nuestros pecados para decirnos una palabra de ánimo y recordarnos que Él va con nosotros. En referencia al primer nombre de Brasil que fue "Tierra de Santa Cruz", el Pontífice ha señalado que la señal del cristiano no sólo se plantó en la playa, sino en el corazón de cada hombre que habitaba esa tierra. Finalmente ha invitado a todos los jóvenes a llevar sus inquietudes hasta la Cruz, de la mano de María para encontrar la mayor acogida y comprensión misericordiosa de Dios