Mientras el Gobierno sigue pensando si declara “zona catastrófica” la Comunidad de Madrid, el líder del Partido Popular ha elogiado el papel asumido por la ministra de Defensa, Margarita Robles, frente a los efectos de la borrasca. Casado manifestaba su reconocimiento al trabajo que viene realizando la Unidad Militar de Emergencias, que depende de ese Ministerio, y que respondió de inmediato a la llamada de socorro de Madrid. Para algunos esos elogios implican una crítica a la ausencia del presidente del Gobierno en estos momentos críticos.

Sin duda la UME merece los elogios, pero toda la sociedad debe estar -y sin duda lo está- agradecida a la labor abnegada de otros muchos funcionarios, especialmente los sanitarios, los voluntarios y todos los que componen la red de protección civil, volcados en la ayuda a los ciudadanos por encima de sus propias fuerzas. Ya se calcula que en torno a la mitad de los trabajadores de la salud sufre ansiedad, angustia e insomnio a consecuencia del exceso de trabajo por la pandemia y, ahora, por las urgencias acumuladas por caídas en la calle a consecuencia del hielo. Pero junto a los reconocimientos por su labor, a lo que invita la situación que vivimos es a la urgente necesidad de reforzar el cuerpo de sanitarios, que se encuentra muy por debajo de otros países europeos. Los elogios son necesarios, pero más aún una adecuada previsión a la hora de planificar los servicios.