Inma Saiz

El atunero vasco "Aita Mari", a punto de terminar su reconversión en barco de rescate por la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SHM), prevé zarpar de Pasaia en septiembre rumbo al Mediterráneo central, donde se dedicará a rescatar migrantes y "poner el dedo en la llaga" de Europa.

La ayuda humanitaria a los desplazados que "se están ahogando en el mar" en su huida desesperada de conflictos, guerras o hambrunas en África, "es una obligación moral" de los estados de la Unión Europea (UE), ha subrayado en una entrevista con EFE Íñigo Mijangos, presidente de la ONG guipuzcoana que ultima los preparativos del pesquero para su nueva tarea.

Mijangos denuncia que irán al Mediterráneo a ofrecer la asistencia que deberían prestar los gobiernos europeos, cuyos mandatarios se dedican, dice, a "jugar con las palabras y la política" para no dar auxilio por "omisión activa".

La incertidumbre con la que emprenderán en breve su misión de salvamento, a mediados del mes que viene, será sobre todo el puerto en el desembarcarán a las personas que rescaten, dados los problemas que están teniendo este verano los escasos barcos que apenas pueden trabajar en la zona "de forma puntual y restrictiva", básicamente el "Aquarius" de Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterránée, y el "Open Arms" de la ONG Proactiva.

Sicilia está descartada, explica, porque "Italia está cerrada en banda", con un ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, que el pasado miércoles autorizó el desembarco de menores del "Diciotti" de la Guardia Costera italiana.

Espera que puedan hacerlo en el puerto de La Valletta, en Malta, porque es "el más propicio y cercano" para su acción humanitaria, si bien reconoce que el gobierno maltés tiene "reservas" y no descarta que tengan que pedir permiso al francés para dejar a los rescatados en Córcega o incluso dirigirse a puertos baleares o catalanes.

El barco de Getaria, que pescó bonitos con caña y estaba condenado al desguace por el cese de actividad de sus anteriores propietarios, está en proceso de transformación desde principios de junio y ha sido botado el pasado jueves en el muelle de Donibane de Pasaia por el astillero Zamakona, en cuyo varadero ha estado la última semana mientras voluntarios y profesionales lo pintaban.

Desde entonces, permanece amarrado frente a los talleres Kai Alde para continuar con los últimos retoques, como la instalación de una grúa y "las cunas" que llevarán en cubierta dos lanchas tipo Zodiak.

Estas tareas concluirán en unos diez días y Mijangos confía en que puedan zarpar a mediados de septiembre, aunque la fecha exacta dependerá de cuándo dispongan de toda la documentación que debe expedir la Dirección General de la Marina Mercante.

Con 32 metros de eslora, el antiguo pesquero de nombre "Estella Maris Berria" y rebautizado ahora como "Aita Mari", en honor a un marinero donostiarra fallecido en 1866 en un rescate, podrá albergar entre 150 y 200 personas, así como unos 16 a 18 tripulantes.

Entre estos últimos, habrá cinco marineros y el resto serán voluntarios, en su mayoría, profesionales del mundo de las emergencias como bomberos, socorristas y personal sanitario, quienes irán haciendo turnos de unos quince días a bordo.

Las bodegas del barco han sido completamente reformadas para ampliar el número de camarotes, habilitar una zona para que los migrantes estén a cubierto, con duchas y baños, y acoger todo el material necesario.

Entre sus nuevas equipaciones, destaca "una sala de prensa", espacio habilitado específicamente dentro del buque y a disposición de los reporteros que quieran viajar a bordo o difundir noticias cuando estén atracados en puerto. La dependencia está preparada para instalar equipos de comunicación y cuenta con sistemas de transmisión vía satélite e Internet.

Es "una herramienta fundamental" para el objetivo de la misión de "denunciar lo que está pasando" en aguas del Mediterráneo", subraya Mijangos.

SMH desarrolla el proyecto "Maydayterráneo" conjuntamente con la ONG andaluza ProemAid, con la que ya estuvo el verano pasado en la zona, aunque sin barco propio, sino en el "Life Line" de una organización humanitaria alemana.

Vascos y andaluces partirán en breve hacia las costas de Libia tras gastar casi 224.000 euros en la compra del barco, 324.000 en su reforma y equipamiento, y unos 212.000 más para dotarlo de medicamentos, material sanitario, chalecos salvavidas, mantas térmicas y comida.

Para ello han contado con el Gobierno Vasco, cuya secretaría de Derechos Humanos y Cooperación ha aportado 400.000 euros, mientras que el resto procede de ayudas municipales, donativos de entidades privadas y sobre todo de las aportaciones captadas a través de la campaña "DonaMillas", que permitirá al antiguo atunero navegar "una milla más cada 34 euros" en busca de seres humanos en apuros.