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La vida normal de los jóvenes de Ripoll hasta la llegada del imán: jugaban al fútbol, fumaban hachís y bebían

Cuando conocieron a Es Satty dejaron de jugar al fútbol y no saludaban a las chicas

La vida normal de los jóvenes de Ripoll hasta la llegada del imán: jugaban al fútbol, fumaban hachís y bebían

 

AGENCIAS

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 15:40

La llegada del imán Abdelbaki Es Satty a Ripoll (Girona) dos años antes de los atentados fue clave para radicalizar y aislar a la célula del 17A, cuyos miembros llevaban hasta entonces una vida "normal" y pasaban el tiempo trabajando, jugando a fútbol, fumando hachís y bebiendo alcohol con los amigos. Así se desprende de un informe de los Mossos d'Esquadra, al que ha tenido acceso Efe, remitido al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que investiga los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils (Tarragona) del pasado 17A, en los que fallecieron 16 personas y más de un centenar resultaron heridas.

Agentes de la Comisaría General de Información de los Mossos d'Esquadra interrogaron tras los atentados a familiares y amigos de los integrantes de la célula, que relataron que los chicos se radicalizaron tras la llegada del nuevo imán a Ripoll y que poco a poco fueron distanciándose y rompiendo vínculos con su entorno.

Un amigo de Mohamed Houli Chemlal, uno de los encarcelados, y de Moussa Oukabir, El Houssaine Abouyaaqoub, Said Aalla y Omar Hichamy, cuatro de los abatidos en Cambrils, conocidos en su entorno como el grupo de "los pequeños", relató que sus amigos llevaban una vida normal, como cualquier otro chico de su edad, hasta que llegó el imán Abdelbaki Es Satty a Ripoll y "empezaron a cambiar sus costumbres". Según este testigo, primero fueron los mayores, Younes Abouyaaqoub, el terrorista de las Ramblas; Youssef Aalla, fallecido en la explosión de Alcanar; y Mohamed Hichamy, abatido en Cambrils, los que empezaron a dejar de ir a jugar a fútbol y empezaron a realizar todos los rezos diarios, no saludaban a las chicas y sermonearon a "los pequeños" para que rezaran más. Según este testigo, los mayores ya rezaban antes de la llegada del imán Es Satty, pero fue a raíz de su llegada a Ripoll cuando "se volvieron más estrictos".

El testigo también apreció cambios en El Houssaine Abouyaaqoub y Said Aalla, que se volvieron más estrictos en la práctica de los rezos diarios e incluso el hermano del terrorista de las Ramblas dejó de escuchar música para oír únicamente el Corán. Además, los jóvenes poco a poco fueron abandonando grupos de wasap en los que se hablaba de fútbol o de ir a bañarse al río, en un aislamiento que coincidió con sus cada vez más frecuentes encuentros con el imán Es Satty, con quien se reunían en ocasiones en el interior de una furgoneta blanca que aparcaban cerca de una zona de "skate". Según el entorno de los jóvenes, los miembros de la célula hacían ver que no conocían al imán y no le saludaban si se cruzaban con él por la calle.

Otro amigo declaró a los Mossos que quien tuvo un cambio de actitud "más destacable" fue Youssef Aalla, que fumaba hachís, tomaba alcohol, cocaína y otras sustancias, llegando a estar "muy pasado", hasta que desapareció un año de Ripoll y, cuando regresó, había "cambiado totalmente de costumbres y de manera de vivir, siendo extremadamente religioso". Este testigo, que cree que Aalla pudo estar este tiempo en Francia o Bélgica, fue el primero en radicalizarse y cambiar a los hermanos mayores, "para más tarde convencer a los pequeños".

Sobre Younes Abouyaaqoub, Mohamed Hichamy, Omar Hichamy y Youssef Aalla, otro amigo suyo afirmó a los Mossos d'Esquadra que un año y medio antes de los atentados dejó de tener relación con ellos, ya que "iban a lo suyo" y sólo pensaban en la religión. Este testigo afirmó a los investigadores que el imán de Ripoll "se aprovechó" del interés de los mayores, para "comerles la cabeza", y más tarde debió hacer lo mismo con los menores del grupo.

Otro testigo reconoció a los Mossos que Driss Oukabir, uno de los encarcelados, no siguió nunca la religión de una manera muy estricta, ya que tomaba alcohol, se drogaba, comía jamón y no rezaba habitualmente, aunque en los últimos tiempos notó un cambio a la hora de hablar de los países en conflicto, como Siria. Según este testigo, uno o dos meses antes de los atentados fue a casa de Oukabir y, tras fumar pasta de cocaína, éste le manifestó que era "yihadista", aunque no quiso darle más detalles y siguieron consumiendo drogas. Otro testigo relató que, una semana antes del atentado, Dris Oukabir recibió una visita de un primo suyo de Francia y de cuatro amigos de este, con quienes salieron de fiesta por Ripoll, sin que les viera beber alcohol, y se marcharon días después.

"DE AQUÍ A POCO YA NO VOY A ESTAR AQUÍ"

Said Aalla, uno de los abatidos en Cambrils (Tarragona), pidió a un amigo dos semanas antes de los atentados que le dejara su teléfono móvil para jugar: "De aquí a poco ya no voy a estar aquí, me vas a echar de menos". Así lo indicó a la Guardia Civil el primo de uno de los terroristas, Moussa Oukabir -de 17 años, también fallecido en Cambrils- en una declaración como testigo después de los atentados del 17-A.  En su declaración, a cuyo contenido ha tenido acceso Efe, el testigo aseguró que dos semanas antes de los atentados se encontraba jugando con el móvil junto a Said Aalla, de 19 años, y este se lo pidió para poder jugar él.

"Déjame jugar, tío, que de aquí a un poco ya no voy a estar aquí, que me vas a echar de menos", le dijo Aalla, ante lo que su amigo no pensó en el terrorismo, sino, como mucho, en que quizás estaba preparando un robo, por lo que no le dio mucha importancia, según relató a la Guardia Civil. Este mismo testigo también explicó que Omar Hichamy, también abatido en Cambrils, tenía una actitud "rara" en las semanas previas a los atentados y que le dijo en agosto pasado, días antes de los ataques terroristas, que si perdía el trabajo "le daba igual". "Sé que va a venir algo más bueno", vaticinó.

A preguntas de los investigadores, el testigo afirmó que desconocía el motivo por el que Hichamy y Aallá habían cambiado de actitud, si bien precisó que creía que podría ser debido a que estaban "más metidos" en la religión y que frecuentaban la nueva mezquita, con el imán Abdelbaki Es Satty, ya que la antigua "era para los viejos". Este testigo también explicó que durante un trayecto en coche con su primo Moussa Oukabir éste le dijo que "todo estaba controlado por los judíos" y que "todos los españoles son malos". El joven le preguntó entonces por qué decía este tipo de cosas, ante lo que el terrorista del 17-A respondió: "¿no ves cómo nos tratan? ¿no ves que nos prohíben el burka?"

EL IMÁN, SIN RELACIÓN CON EL CNI

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El teniente fiscal y portavoz de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, Miguel Ángel Carballo, sostiene que en el sumario sobre los atentados del 17A en Cataluña no existe constancia de que el supuesto cerebro de la masacre, el imán de Ripoll (Girona), Abdelbaki El Satty, tuviera un vínculo con el CNI. "Respecto de la implicación o la relación del imán con el CNI, le puedo decir que en el sumario no hay ninguna referencia a esta circunstancia y no hay constancia de nada de ello. No hemos encontrado ningún elemento que ayudase en la investigación en cuanto a esta cuestión", asegura Carballo en una entrevista con Efe, en la que repasa la situación en que se encuentra la causa.

La única relación de El Satty con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que aparece en el sumario, es la visita que en una ocasión le hizo uno de sus agentes en 2014 cuando cumplía condena por tráfico de droga en la prisión de Castellón, dónde también acudieron en tres ocasiones para hacerle "entrevistas policiales" agentes de la Guardia Civil a partir de 2012. Carballo descarta por tanto la existencia de vínculo alguno de El Satty con el CNI más allá de este encuentro en prisión.

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