ERC tiene de plazo hasta el viernes a mediodía para presentar en el Senado el veto que según los republicanos podría hacer peligrar los Presupuestos Generales del Estado que sí apoyó en el Congreso, pero esta enmienda global tiene pocas posibilidades de éxito y precisaría del respaldo de PP y PNV.

Los socialistas, que en el Senado tienen mayoría simple (114 escaños sobre 265 que componen el hemiciclo) ven muy difícil que pueda prosperar el veto general, y en principio les salen las cuentas incluso en el caso de que el enfado de ERC por la Ley Audiovisual les llevara a registrar ese veto en la Cámara Alta.

Tras los vetos generales, el pleno del Senado debatirá el próximo 9 de diciembre los vetos a las diferentes secciones que componen el proyecto, y si se rechaza alguna de ellas ello supondría la devolución inmediata del conjunto de la ley.

Tampoco en este caso parece muy factible que fuerzas tan dispares como ERC, Vox o el PP se unan para tumbar las cuentas en torno a alguna de las secciones, apuntan fuentes socialistas.

Para hacer las cuentas es relevante recordar que las propuestas de veto en el Senado, según el artículo 122 de su Reglamento, necesitan mayoría absoluta para ser aprobadas, es decir, 133 votos favorables.

Ello significa que los 100 escaños del PP resultan imprescindibles para cualquier operación de derribo al proyecto, bien porque otras fuerzas, como los republicanos catalanes, se sumen al veto que muy probablemente presentará el grupo popular, bien porque el PP se avenga a votar en el mismo sentido que partidos como ERC o JxCAT.

Los votos del PP más los 14 de ERC sumarían 114 senadores, de manera que todavía faltarían 19 para alcanzar mayoría absoluta.

En estos 19 está la clave y si se reproduce el sentido del voto de los partidos que rechazaron los presupuestos en el Congreso no suman más de 13, ya que la representación que tienen en la Cámara Alta es mucho menor.

Podrían contar con los cinco senadores de JxCAT, que ya ha presentado su propio veto, y con el único senador de Coalición Canaria, que también lo ha hecho, así como con tres de Ciudadanos, los tres de Vox y otro de UPN. El resultado serían 127 partidarios de devolver las cuentas al Congreso, un número insuficiente.

En el Senado EH-Bildu tiene dos senadores que comparten grupo parlamentario con ERC, pero los independentistas vascos tendrían que cambiar completamente su voto afirmativo a los presupuestos que emitieron en el Congreso para contribuir a tumbarlos en el Senado.

Haría falta saber qué posición adopta algún senador del grupo Mixto, como la navarra Ruth Goñi, exmilitante de Ciudadanos, y aun así se habrían recolectado 130 votos y faltarían tres.

Otra cosa es que el PNV, que dio el sí a las cuentas en la Cámara Baja, cambie su voto y opte por vetarlas; su fuerza es un grupo con diez senadores que inclinarían la balanza fácilmente sin necesidad de buscar el rechazo en las minorías parlamentarias.

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Con todos estos cálculos, el grupo socialista entiende que los vetos que las formaciones políticas del Senado pueden presentar hasta el viernes a mediodía no prosperarán en las votaciones de los días 9 y 10 de diciembre.

Si por alguna razón el veto triunfara podría ser levantado por el Congreso, como ya ha sucedido en alguna ocasión, cuando el PP ha tenido mayoría absoluta en el Senado con gobiernos del PSOE, pero de nuevo haría falta mayoría absoluta para quitar el veto.

En el Congreso los presupuestos salieron adelante con el apoyo de once partidos y los dictámenes ministeriales recabaron hasta 188 votos favorables, muy por encima de la mayoría absoluta de 176.

Pero si alguno de los partidos que contribuyeron a su aprobación rectificaran por completo, como es el caso de ERC, que dispone de 13 diputados, el panorama se le complicaría al Gobierno: se quedarían con 175, a uno del umbral requerido para avalar los presupuestos. EFE

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