El Gobierno de Sudán elevó el viernes los precios del combustible y los vinculó a los mercados internacionales, como consecuencia de su decisión de retirar los subsidios, una medida que implicó un repunte de los precios y una oleada de críticas a las autoridades de transición.

De esta forma, el precio del combustible ha subido de 122 a 150 libras sudanesas por litro, mientras que el diésel lo ha hecho de 115 a 125 libras sudanesas por litro, en un aumento que se suma al anunciado en octubre de 2020 por parte del Gobierno, según ha informado el portal de noticias Sudan Tribune.

El ministro de Energía y Minería, Jairi Abdelrahmán Jairi, dijo entonces que la liberación de los precios implicaba que el litro de gasolina se venda a 120 libras sudanesas, en lugar de las 28 libras que costaba hasta la fecha. Por su parte, el litro de combustible diésel pasó de 23 a 106 libras sudanesas.

Adil Jalafalá, vicepresidente de la coalición sudanesa las Fuerzas para la Libertad y el Cambio (FFC), integrada en el Gobierno de transición, ha criticado este nuevo aumento de los precios y ha sostenido que el Ejecutivo no se preocupa por el impacto del mismo sobre la población con menos recursos.

En este sentido, ha destacado que se trata de una confirmación de que las autoridades están decididas a aplicar las exigencias de los donantes internacionales y las organizaciones financieras, al tiempo que ha cargado contra el Gobierno por no cumplir con su función social e intervenir para determinar los precios.

El Gobierno de transición, surgido a raíz de un acuerdo entre la junta militar instaurada tras el golpe de Estado de abril de 2019 contra el entonces presidente, Omar Hasán al Bashir, y la oposición, están intentando, con ayuda de los donantes, poner en marcha reformas políticas y económicas.

La asonada tuvo lugar tras varios meses de manifestaciones masivas contra Al Bashir a causa de el drástico incremento de los precios y ante la propuesta de retirar el subsidio a los combustible y la falta de productos básicos.

La economía sudanesa sufrió un duro golpe a raíz de la independencia de Sudán del Sur en 2011, dado que perdió importantes ingresos derivados de la exportación de petróleo, y ha estado sumido en una profunda crisis desde entonces.