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El presidente de Yibuti busca un quinto mandato frente a un candidato independiente poco conocido

Europa Press

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 09:01

La oposición boicoteará las elecciones, en las que Al Shabaab ha amenazado con atentados

El presidente de Yibuti, Ismail Omar Guellé, busca este viernes un quinto mandato al frente del país en unas presidenciales en las que hará frente a un candidato independiente con poco apoyo interno, después del boicot anunciado por las principales formaciones opositoras argumentando que no hay garantías de que vayan a ser transparentes.

Guellé, de 73 años, accedió al cargo en 1999 tras ser elegido para ello por su tío, el dictador Hasán Guled Aptidon, quien presidió el país desde su independencia en 1977. Desde entonces se ha hecho con la victoria en todas las elecciones celebradas en el país africano, a menudo marcadas por el boicot opositor.

Así, el presidente se hizo con la victoria en 1999 tras lograr el apoyo del gubernamental Agrupación del Pueblo para el Progreso (PRP), en unas elecciones en las que, al igual que en esta ocasión, hizo frente únicamente a un candidato que concurrió como independiente, si bien en ese caso contó con el apoyo de una plataforma opositora.

Posteriormente, Guellé logró un nuevo mandato en 2005 en unas elecciones boicoteadas por la totalidad de la oposición y en la que fue el único candidato, mientras que en 2011 venció en otros comicios en los que hizo frente únicamente a un rival, el antiguo juez Mohamed Uarsama Ragué.

La situación no cambió en 2016, cuando el mandatario venció en primera vuelta con más del 85 por ciento de los votos, a pesar de que en esa ocasión hubo otros seis candidatos, incluidos varios opositores. Tras la votación, la coalición opositora Unión para la Salvación Nacional (USN) denunció falta de transparencia e irregularidades.

Por ello, las presidenciales de este viernes, en las que Guellé se enfrenta a Zakaria Ismail Fará, se presentan una vez más como un proceso que no alterará la situación política en el pequeño país africano, en el que viven menos de un millón de personas y que se independizó de Francia en 1977.

El presidente, quien durante el mandato de su tío fue jefe de la Policía secreta y recibió entrenamiento de Somalia y Francia, ha realizado campaña durante las últimas semanas con un mensaje de continuidad, en unos actos recogidos por los medios estatales y que han contado con la participación de miles de personas.

Por contra, Fará, un empresario desconocido para el gran público hasta que en enero anunció su candidatura a través de redes sociales, ha realizado únicamente un acto en la capital, Yibuti, tras el cual no ha vuelto a realizar comparecencias ni dar declaraciones.

El resto de la oposición, encabezada por la USN y la Radde del antiguo alcalde de Yibuti Abdurahmane Guelé, han apostado por el boicot y han cargado contra la comisión electoral por su falta de independencia. "Es una comisión electoral constituida con una mayoría de miembros del Gobierno, dijo en febrero el presidente de la USN, Adén Mohamed Abdu.

La oposición ha criticado además a Fará por presentar su candidatura y el presidente de la Unión Yibutiense por la Democracia y la Justicia (UDJ), Said Hussein Roblé, parte de la USN, subrayó que todo candidato que se presente sería "un clon" instrumentalizado por las autoridades del país africano.

En esta línea, el exalcalde de Yibuti afirmó recientemente que "las elecciones parecen una reunión familiar" para justificar su decisión de no presentarse a las elecciones, según ha recogido la revista 'Jeune Afrique'.

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En un paso más allá, tres partidos políticos, un grupo armado rebelde --el Frente por la Restauración de la Unidad y la Democracia (FRUD)--, cuatro ONG y varios activistas firmaron la semana pasada un documento en el que fijaban su voluntad de iniciar un proceso de transición de dos años con nuevas instituciones y una batería de reformas a nivel político, económico y de seguridad.

"No queremos necesariamente que el poder desaparezca de forma brutal, creemos que debe hacerse de forma pacífica, pero no podemos anticipar ningún escenario", manifestó Abdu, quien argumentó que "una vez se vaya el régimen, no hace falta estar sorprendidos, no hace falta que estalle el caos".

Por su parte, el Gobierno sostuvo que "la oposición está totalmente desorientada" y agregó que "la transición democrática de la que hablan no se decreta en Nantes --donde fue firmado el texto-- ni en Bruselas, se decide por la voz de las urnas".

Las elecciones son por ello consideradas como un plebiscito sobre la popularidad de Guellé en las que deberían ser las últimas a las que se presenta, dado que la Constitución --enmendada en 2010-- fija en 75 la edad máxima para ser candidato al cargo.

AMENAZA DE AL SHABAAB

Las elecciones se celebrarán además después de que el grupo terrorista somalí Al Shabaab, que mantiene lazos con la organización terrorista Al Qaeda, amenazara con llevar a cabo ataques en Yibuti por acoger a tropas de Estados Unidos y Francia.

Ahmed Diriye, alias 'Abú Ubaida', líder del grupo, dijo que Yibuti ha sido convertido en una base militar "desde la que se planifican todas las guerras contra los musulmanes en África Oriental" e hizo un llamamiento a que "lobos solitarios" perpetraran ataques en el país.

En respuesta, el portavoz del Mando África de Estados Unidos (AFRICOM), Christopher Karns, recalcó que la misión "se toma en serio" las amenazas de Al Shabaab, que describió como "una amenaza persistente a los intereses estadounidenses en África Oriental".

En esta línea se expresó el Mando de Operaciones Conjuntas en el Cuerno de África, que dijo que "es objetivo prioritario de Estados Unidos fortalecer la seguridad de Estados Unidos, Yibuti y la región", antes de resaltar que "las fuerzas estadounidenses, junto a sus socios yibutienses, siguen comprometidos con construir una región más fuerte y segura, sin grupos extremistas que amenacen a los ciudadanos y socaven la paz y la seguridad".

"Seguiremos entrenando y trabajando con nuestros socios para promover la seguridad y la estabilidad en la región. Juntos, garantizaremos que no hay un lugar seguro para los extremistas que suponen amenazas a largo plazo a la estabilidad y el desarrollo regional o que hacen llamamientos indiscriminados a la violencia y la agitación", zanjó.

Al Shabaab reclamó la autoría del atentado suicida ejecutado en 2014 contra un restaurante de la capital de Yibuti, que se saldó con un muerto y cerca de 20 heridos, entre ellos tres soldados españoles.

Yibuti cuenta con una ubicación estratégica entre la península Arábiga y el Cuerno de África, motivo por el que acoge bases militares de Francia y de Estados Unidos, así como un contingente de la Misión de la Unión Africana para la Estabilización de Somalia (AMISOM), que combate a Al Shabaab en el país vecino.

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