Afirma que usó técnicas de inmovilización protocolarias y la autopsia halla heridas de uñas en el cuello

Un exagente de la Policía Local de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona) acusado de un presunto homicidio imprudente al asfixiar a un sospechoso mientras le reducía ha declarado ante los jueces que no tenía intención de matarle y que no hizo "ninguna maniobra para ahogarle".

En el juicio de este jueves en la sección 2 de la Audiencia de Barcelona, ha asegurado que el hombre opuso una resistencia "muy activa, desmesurada" cuando trató de inmovilizarlo y que hizo una maniobra que aprendió en la escuela de policía.

La Fiscalía pide condenar al acusado a dos años de prisión por un delito de homicidio por imprudencia profesional grave, y al final del juicio lo ha resumido como "una actuación policial legítima en la que sí hay infracción de la norma de cuidado".

Por su parte, la acusación particular pide condenarlo a cuatro años de cárcel y ha sostenido que el policía ocultó la muerte a los Mossos que llegaron justo después: "En momentos iniciales de confusión, visten la muerte en una supuesta caída y un golpe en la cabeza. Se trata de eludir esa responsabilidad cambiando la realidad de las cosas".

El policía ha asegurado que el sospechoso le golpeó y le dio patadas para evitar que le redujera, y que él le agarró por la espalda pasando el brazo a la altura del cuello del sospechoso y haciendo presión sobre el tronco.

Ha explicado que, durante una guardia nocturna en junio de 2014, recibieron la llamada de la vigilante de seguridad de una empresa de un polígono del municipio, que le dijo que "había oído gritos y golpes fuera, tenía mucho miedo, y se había encerrado en lavabo", por lo que él y su compañero de patrulla fueron hacia allí.

En cambio, la vigilante ha comparecido como testigo en el juicio y ha dicho que llamó a la policía porque dos personas habían entrado en el recinto de la empresa, no porque oyera gritos.

Una vez llegó la policía local, los dos agentes vieron a un hombre en los alrededores de la empresa que había llamado, y según ha explicado el acusado se negó a pararse y a identificarse cuando se lo pidieron, y empezó a correr cuando se acercaron con el coche patrulla.

El acusado ha explicado que el hombre cayó solo mientras corría, cuando "se hizo seguramente los arañazos q tenía en la cara", y una vez en el suelo empezó a inmovilizarlo.

COMPAÑERO DE PATRULLA

En el juicio ha declarado el compañero de patrulla del acusado, que también ha explicado que el sospechoso no les obedeció cuando le pidieron identificarse, y que el agente enjuiciado "lo inmovilizó cogiéndolo por el pecho y el cuello, con una maniobra que se enseña en la escuela de policía", mientras él se resistía con golpes.

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Ha contado que el hombre dejó de resistirse una vez esposado: "En un primer momento no comprobamos si tiene pulso o está desmayado. Lo primero fue requerir al vigilante para poder avisar a Mossos" por la primera llamada de la empleada del polígono.

MOSSOS D'ESQUADRA

También han comparecido los agentes de Mossos d'Esquadra que llegaron después de que la Policía Local les pidió "refuerzos, porque tenían a un detenido por atentado ofreciendo resistencia activa", ha explicado el mosso responsable del turno, que también recibió el aviso de la vigilante de una empresa que había visto a dos personas en el recinto.

Cuando llegaron los Mossos, la víctima ya estaba en el suelo, con restos de sangre en la cara, "quieto, con la mirada perdida y la boca abierta", y al ver que no tenía pulso intentaron reanimarlo hasta que llegó la ambulancia, que siguió intentándolo.

AUTOPSIA

Las dos médicos forenses que han hecho el informe de la autopsia han explicado al tribunal que el cadáver tenía contusiones en la cara, el hombro derecho, los codos, la muñeca, la rodilla y la espalda.

En el cuello, tenía moratones y erosiones "compatibles de ser producido por uñas, por la localización y la forma", y lesiones recientes en el cartílago tiroides.